Cómo apps de transporte privado están cambiando las ciudades de Argentina y qué desafíos es necesario atender- RED/ACCIÓN

Cómo apps de transporte privado están cambiando las ciudades de Argentina y qué desafíos es necesario atender

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Comenzaron a operar en el país solo cuatro años atrás. Desde entonces, tuvieron un crecimiento importante que ha influenciado no solo a la movilidad, sino también a la economía y al ambiente en las grandes ciudades.

Cómo apps de transporte privado están cambiando las ciudades de Argentina y qué desafíos es necesario atender

Intervención: Denise Belluzzo

Las aplicaciones para transporte de pasajeros a demanda existen desde hace solo cuatro años en el país, lo cual puede ser bastante poco si consideramos la penetración que ya tuvieron en la vida diaria de muchos de nosotros y en la dinámica de varias ciudades argentinas.

¿Cuáles son las aplicaciones para transporte de pasajeros?

En 2016, tanto el estadounidense Uber como Cabify, el exponente español, desembarcaron en la ciudad de Buenos Aires. En 2019, llegó la app griega Beat y finalmente el año pasado Didi, de origen chino. Estas son al día de hoy las plataformas más populares que operan en esta y otras metrópolis del país, y que responden al modelo de “ride-hailing”, una forma de movilidad particular con tarifas dinámicas que varían según el nivel de demanda, el horario y la zona, y en el que tanto el conductor como el pasajero tienen un sistema de puntaje o calificación. 

Pia Garavaglia, consultora del programa de Ciudades de CIPPEC, explica que hay dos tipos de modelos dentro del modelo de economía de plataformas. “Está la economía colaborativa, en el que hay un intercambio o justamente una colaboración entre los usuarios, entre los consumidores y la plataforma misma. Ahí la información fluye de una forma más libre. Luego está la economía bajo demanda. Ahí ya se empieza a modificar porque empiezan a aparecer transacciones tanto comerciales como alguna parecida a una relación laboral”.

Garavaglia ubica a este tipo de aplicaciones dentro del segundo grupo, y explica que se tratan de “servicios limitados geográficamente porque involucran un grado de presencialidad o requieren una mínima calificación”.

Esta nota se desprende de un episodio de FOCO, el podcast de RED/ACCION.

Por cada viaje que hace el conductor, las empresas se llevan una comisión de entre un 15 y un 25%. 

Uno de los atractivos de estas apps tiene que ver con sus precios competitivos: aunque en hora pico sus tarifas pueden aumentar mucho, en líneas generales los taxis convencionales suelen ser más caros.

Algunas de esas aplicaciones sumaron taxis a su servicio, que funcionan y cobran por sus viajes de manera idéntica a los autos particulares. 

Pero este sistema, que ya es parte de nuestra vida cotidiana, ¿qué impacto está trayendo en términos de empleo, de sustentabilidad, de calidad de vida para la gente? ¿Qué pasa con los vacíos legales que hay cuando aparece una tecnología tan innovadora como esta? ¿Y qué cuestiones quedan por resolver?

Un estudio publicado en mayo de 2019 y hecho en conjunto por CIPPEC, BID Lab y la Organización Internacional del Trabajo investigó cómo es trabajar en las economías de plataforma en Argentina. Vale aclarar que este estudio englobó desde apps de ride hailing a otras de delivery de comida y servicios de mensajería.

En 2018, el 1% del total de ocupados en el país trabajaba a través de estas plataformas. Si pensamos en lo que vino después, en que la pandemia llevó a digitalizar aún más los servicios, este número hoy es mayor.

“Una de las principales ventajas que tiene la modalidad de trabajo de la economía de las plataformas tiene que ver con la libertad del trabajador. Es una oportunidad que tiene toda aquella persona que tiene capacidad ociosa, tiempo y recursos disponibles para hacer un ingreso extra a lo que hace habitualmente. Definitivamente muchas personas lo toman como su única ocupación, y creo que hay que entender que es absolutamente libre, abierto y con posibilidad de incremento en función del tiempo que uno le ponga”, plantea Alejandro Melamed, doctor en Ciencias Económicas, consultor y referente en temáticas relacionadas al futuro del trabajo y la transformación digital.

Los trabajadores de estas apps suelen tener niveles de estudio elevados. Casi el 90% de los encuestados había finalizado el nivel secundario. y entre las principales motivaciones que encuentran en este tipo de trabajo, un 30% de los encuestados habló del hecho de que le permite tener un ingreso extra, y otro 29% rescató la posibilidad de poder manejar sus horarios.

Aplicaciones para transporte de pasajeros y sus beneficios a la economía local

Una de las principales ventajas de este tipo de aplicaciones es agilizar y acelerar los viajes. Al ser plataformas digitales, los servicios pueden solicitarse a través de un celular en cualquier momento del día, y conectar a un pasajero con un conductor en cuestión de segundos.

Estas apps además se agregan a los otros medios de transporte ya existentes, por lo cual aumenta la oferta de estos tipos de servicios. “Hay muchas más personas que se incorporan en el mercado laboral y opciones para movilizarse. Creo que en realidad son opciones de movilidad con lo cual implica que se generen alternativas, y lo que genera la competencia es que todo el mundo mejore. Entonces todo lo que es industria de transporte se ve favorecido, y no es que se achica la torta, sino que se agranda, más personas acceden a estos medios y se encuentran opciones no pensadas previamente”, explica Melamed.

Por otro lado, también pueden aparecer algunos beneficios para la economía y la generación de puestos de trabajo.

“Podemos hablar de una eficiencia al reducir costos de transacción; al concentrar todo lo que es una transacción o incluso la postransacción en una plataforma se reducen una serie grande de costos. También, al ser de fácil entrada, contribuye a mitigar el desempleo estructural o friccional, sobre todo en este momento en que la actividad económica está más frenada, estas plataformas ofrecen alternativas para poder compensar por la pérdida del poder adquisitivo o incluso directamente generarla de cero. Luego, para el consumidor, creo que las plataformas mostraron una adaptabilidad fácil en cuanto a la cultura de lo inmediato”, dice Garavaglia.

Problemáticas pendientes sobre el empleo en las aplicaciones para transporte de pasajeros

El principal contrapunto a estos beneficios es que los conductores de estas aplicaciones suelen estar en una situación laboral delicada, ya que no tienen ningún tipo de vínculo contractual con las empresas y no son considerados como trabajadores en relación de dependencia.

“Hoy por hoy estas plataformas no consideran a los trabajadores como propios, o sea no los emplean. Los consideran como trabajadores independientes, de hecho los suelen denominar como socios colaboradores. Esto está presentando formas nuevas de precarización laboral. ¿Por qué? Desde CIPPEC encabezamos dos grandes proyectos desde 2018 intentando buscar evidencia empírica de si hay o no dependencia y relación laboral. Y nos paramos sobre dos ejes: primero la dependencia horaria, y segundo, la dependencia económica. Y en el último trabajo, que terminamos recientemente, el 74% de los encuestados sostiene que el trabajo en la plataforma es su fuente principal de ingresos. Y el 54% alega trabajar más de 45 horas semanales”, indica Alejandro Melamed en base a los estudios que se realizaron en el país para conocer la situación en la que se encuentran los conductores de estos servicios.

¿Cómo pueden (o deberían) cambiar las aplicaciones para transporte de pasajeros?

Carolina Huffmann, arquitecta especializada en urbanismo y socia fundadora de Urbanismo Vivo, analiza además el impacto ambiental de estas plataformas. “Hay una eficiencia sobre todo en la disponibilidad de estos autos en circulación que lo hace muy eficiente en cuanto a lo que es el consumo o la contaminación, con respecto al uso del auto en sí mismo. El mayor detrimento de esta situación, y esto está estudiado y comprobado, es que en realidad los mayores usuarios de estos servicios son los que se tomaban transporte público o andaban en bici o caminando, no son las personas que efectivamente andaban en auto”.

Aglomeración de autos, muchos de aplicaciones para transporte de pasajeros, en la Avenida 9 de Julio, en Buenos Aires.
Imagen de la Avenida 9 de Julio, en Buenos Aires, en marzo de 2020 (AFP).

El estudio de CIPPEC que mencionamos antes presenta una serie de propuestas orientadas a las políticas públicas:

  • Debatir la regulación en el marco del diálogo y no por la vía judicial, evitando introducir distorsiones que incentiven a la informalidad o vuelvan inviables los modelos de negocios.
  • Discutir y replantear algunos aspectos de la regulación laboral, adaptándose a los cambios tecnológicos (por ejemplo, promover condiciones de trabajo decente independientemente de la condición de asalariados, no asalariados, típicos o no típicos).
  • Simplificar y facilitar la formalización y registro de los trabajadores.
  • Reconocer la reputación digital como capital privado y portable de los trabajadores de la economía de plataformas (esto es una posibilidad de compensar la falta de credenciales o certificaciones formales).
  • Generar espacios público-privados de colaboración para invertir en capacitación y desarrollo de habilidades de los trabajadores de la economía de plataformas.
  • Identificar y promover oportunidades e incentivos para facilitar la inclusión de colectivos vulnerables o marginados.

“Me parece que son modelos muy nuevos, donde las legislaciones están muy atrasadas para brindar respuestas a estas necesidades. Creo que poco a poco se va a ir encontrando los mecanismos que puedan asegurar la calidad laboral, que puedan asegurar los beneficios requeridos, la seguridad social, y brindar un marco normativo beneficioso para todas las partes, brindando un mejor servicio y mejores oportunidades laborales para todos” opina Alejandro Melamed.

Uno de los puntos más debatidos sobre estas plataformas es justamente la legislación que recae sobre ellas, tanto para el alcance de sus servicios como para la situación contractual de sus trabajadores.

“Es importante para los tomadores de decisiones que brinden un espacio que permita la innovación en estas plataformas, que puedan seguir progresando y que puedan explotar las oportunidades que plantean los modelos de negocio que tienen estas plataformas, pero que al mismo tiempo puedan regular y moderar los procesos de toma de decisiones y el umbral bajo el cual denominan a esos trabajadores para protegerlos, brindar condiciones laborales y fiscales justas y dejar justamente de reproducir desigualdades”, agrega Garavaglia.

Huffmann destaca también la necesidad de seguir trabajando sobre el impacto ambiental que generan estas aplicaciones. “Me parece que en cuanto a mejoras o cambios que pueden introducirse en el sistema para mayor sustentabilidad, hay algo del poder hacer viajes por cercanía y no por puerta a puerta que puede optimizar el compartir viajes. Hay varias plataformas que ya lo hacen, pero esto es algo que es una opción de carsharing, de optimizar. Estás compartiendo la tarifa del costo”.

Más allá de sus ventajas y desventajas, está claro que estas plataformas llegaron para quedarse. Pero como toda innovación muy reciente, todavía quedan desafíos o zonas grises que hay que atender.