Día Mundial contra el Cáncer: cifras que dan esperanza- RED/ACCIÓN

Día Mundial contra el Cáncer: cifras que dan esperanza

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un diagnóstico de cáncer no es una condena; la ciencia avanza y también nuestra fe.

Dos mujeres se abrazan, en una imagen intervenida con un lazo de lucha contra el cáncer a un costado.

Intervención: Julieta de la Cal.

¡Buenas tardes! El 4 de febrero es el Día Mundial contra el Cáncer. En este contexto, quisiera compartirte un dato sobre esta enfermedad. Una que hasta hace algunos años era sinónimo de tragedia, pero que hoy no tiene por qué verse así.

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Dos mujeres se abrazan, en una imagen intervenida con un lazo de lucha contra el cáncer a un costado.
Intervención: Julieta de la Cal.

El número, que representa a personas y que es real, sorprende. Cada 18 personas adultas con quienes nos encontramos en nuestra vida cotidiana, una es alguien que tuvo cáncer y que se curó. La cifra es maravillosa. Es inesperada. Casi impensada. Pero es así.

Es posible que en un país como el nuestro, unas 130.000 personas sean diagnosticadas con cáncer cada año. De esas personas, con los nuevos tratamientos, mejores diagnósticos, las formas de prevenir y las campañas, como mínimo, más de la mitad, se van a curar. En algunos cánceres se curan entre el 70% y el 90% de las personas.

Pero volvamos sobre la cifra esperanzadora: de cada 18 personas con quienes nos cruzamos en la vida, una está curada de cáncer. Cuando menciono el tema en reuniones entre familiares y amigos, algunos se sorprenden y otros dicen: “Ah, yo tuve”, “yo también”. Entonces algunos descubren esta cifra muy esperanzadora. Sobre todo para quienes ahora mismo están en tratamiento y están pasando por esta situación. Que, por lo menos, la mitad se cura. Y, en algunas patologías, hasta el 90%.

Después viene lo que sabemos. Hay que prevenir, hacerse estudios. Cuanta más prevención y consciencia la posibilidad de que ese cáncer o tumor se desarrolle es menor. Y la de que se cure es mayor. Los más curables son los tomados a tiempo. Con la vida cotidiana uno posterga y posterga. O no quiere pensar, o se quiere olvidar. Es respetable, somos humanos.

Pero volvamos a la cifra esperanzadora: 1 de 18 personas adultas es alguien curada de cáncer. Y lo decimos también porque quienes no somos tan jóvenes nacimos y crecimos con el cáncer como sinónimo de oscuridad, de cosa gris, dificultad y casi de tragedia. Era una palabra mucho más grave para nosotros que para los más jóvenes. Pero en los últimos años ya no es así. Las patologías más frecuentes, dentro del cáncer, tienen una expectativa de vida cada vez mayor.

Una buena noticia, alentadora dentro de estos tiempos complejos, y una imagen para compartir: en nuestro país, unas 65.000 personas, la cantidad de personas que entran en un gran estadio completo de fútbol, son las que cada año se curan de cáncer. La patología que era temible, trágica, oscura, va transformándose. La famosa “cura del cáncer” está concretándose. Lentamente, es un proceso. No en todos los casos, claro.

La humanidad, la ciencia, la fe, se siguen aunando para que haya cosas que estén mejor. Y hay cosas que están mejor. Esa patología que casi no se nombra (o se llama “una larga y terrible enfermedad") se puede nombrar. Porque una de cada 18 personas a nuestro alrededor es un expaciente: una persona curada de cáncer.

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Marcela Acosta, de Fundavita.
Foto: Fundavita.

Tres preguntas a Marcela Alonso, encargada del área social de Fundavita [Por David Flier]. Fundavita es una organización de la ciudad de Mendoza que lucha contra el cáncer promoviendo la investigación sobre la enfermedad, desarrollando campañas de concientización, promoviendo el acceso a recursos, impulsando políticas públicas en la materia y apoyando en forma integral al paciente oncológico y su entorno.

—Está claro que el diagnóstico temprano mejora mucho la perspectiva. ¿Por qué cuesta tomar conciencia de hacer los diagnósticos correspondientes?
—Hace 25 años estoy en la fundación y ha mejorado mucho la comunicación sobre el tema y los índices mejoran con la prevención. Hoy, hay muchas campañas y lugares donde se hace prevención. Nosotros hacemos prevención del cáncer de piel, próstata, mama. Se involucran el Gobierno provincial, hospitales, pacientes. Estas campañas favorecen la detección temprana. Pero es cierto que en muchos casos aún no se hacen los controles. Muchas personas piensan “a mí no me va a tocar”. O se sienten bien entonces creen que no hace falta. Y lo posponen. A esto se suma el contexto actual: por la pandemia, mucha gente no se hizo controles en los últimos dos años, recién ahora se están haciendo nuevos estudios.

—¿Qué es lo primero que dicen a pacientes diagnosticados con cáncer?
—Cuando las personas se acercan a la fundación, derivadas de hospitales o psicólogos, tienen distintas necesidades porque ante un diagnostico uno tiene diferentes reacciones. Nuestra experiencia es que no hay que dejar el tratamiento mientras se vive con la familia. Y sumar si se necesita terapia individual o grupal, donde el paciente ve que no es el único, que hay otros con lo mismo. Cuando viene un paciente buscamos ponernos en su lugar, tener empatía. Algunas personas son más sensibles. Lo más importante es acompañar, escuchar, poner la oreja. Ver cómo ayudar, por ejemplo, con el préstamo de pelucas, entregando prótesis de mama o con cualquier cosa que lo ayude a sentirse mejor.

—Hoy el cáncer no es esa enfermedad innombrable y necesariamente trágica que era hace años. ¿Cuánto ayuda al paciente verlo desde esa perspectiva?
—Afecta mucho tomarlo como algo trágico. Si tu estado de ánimo es bajo, tus defensas bajan. Si pensás “por qué me pasó a mí”, eso no ayuda al tratamiento. A las personas que son positivas (tenemos varias voluntarias que han pasado por esto) los tratamientos les caen otra manera. Pero por supuesto que quien no lo puede manejar, debe saber que hay equipos de soporte emocional que lo pueden ayudar. Pero, volviendo a la esperanza, es importante saber que hay nuevos tratamientos, que hay muchas herramientas para decir “esto no me va a ganar”. Y que no se está solo, sino que hay personas que apoyan. Y distintas organizaciones (municipios, hospitales, terapeutas y organizaciones de la sociedad civil como nosotras) que trabajando en red dan una gran ayuda.

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Decimos que la ciencia avanza y que con ella también crece la esperanza de quienes afrontan un diagnóstico de cáncer. Precisamente, la semana pasada un artículo de CNN en español reseña tres logros en esta materia en el continente.

El texto habla de una tecnología llamada CytoCatch, que permite la detección temprana del cáncer y su monitoreo, y que fue desarrollada por Delee, una empresa mexicana. En el mismo país, también menciona el trabajo de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que creó un compuesto con veneno de alacrán capaz de evitar la metástasis.

Y destaca (y destacamos especialmente) lo que hace el Laboratorio de Oncología Molecular y Nuevos Blancos Terapéuticos del Instituto de Biología y Medicina Experimental en Buenos Aires: allí se creó Onco-liq, un kit de diagnóstico para la detección temprana de cáncer de próstata y mama.

Leé la nota para conocer los avances. Y, lo más importante, informate para realizar los chequeos pertinentes.

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Collage con personas donando sangre.
Intervención: Marisol Echarri

Si leíste mis últimos envíos de OXÍGENO estás al tanto de la importancia de aumentar la cantidad de donantes voluntarios de sangre (especialmente en el verano). A propósito, quería recomendarte un contenido de RED/ACCIÓN que va en línea con esta mirada de la donación de sangre.

En la Argentina, como en otros países de la región, el sistema de donación de sangre se apoya en los familiares de las personas en tratamiento o internadas, que consiguen sus propios dadores. Para hacer frente a la demanda, se debería multiplicar por seis el número de donaciones. La alternativa es que el sistema sea 100% voluntario. ¿Cómo lograrlo? Ese es un trabajo que incluye al Estado y también a la comunidad, a todos nosotros.

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Vamos cerrando con un par de historias que oxigenan. Primero la de Mariano Gorosito. Él es un camionero de General Belgrano, provincia de Buenos Aires. Y decidió dar una mano a aquellos estudiantes para quienes cada paso cuesta: hace mudanzas gratis para los jóvenes que viajan a la Capital Federal o a La Plata para estudiar en la universidad.

El proyecto se llama “Transportando Futuro”. Y el “costo” de servicio, simbólico, habla de la enorme bondad de Mariano: “Una mudanza por un café cuando se reciban”. Él dice: "Todos arrancamos de abajo y está bueno dar una mano de vez en cuando”.

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Por último, otro corazón solidario que trabaja con las manos en el volante. Es el que visibilizó (y viralizó) la cuenta de Twitter @NoEsCordura. La dueña de la cuenta compartió capturas de un chat de WhatsApp con su hija, quien viajaba en el colectivo 152 (que va de Olivos a La Boca).

La hija contaba que el hombre iba cantando durante el viaje, que le ponía entonación a los nombres de las paradas. Y dejó palabras que ayudan a reflexionar sobre el valor de hacer un trabajo (el de cada uno) con alegría y dando lo mejor: “Este hombre definitivamente ama su trabajo. Esto es amar lo que hacés. Cuando esté por llegar le voy a decir que me alegró el día y que no cambie su forma de trabajar porque es única y hermosa. Y me voy a bajar feliz del colectivo”.


Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mando un gran abrazo.

Juan