El influencer recaudó más de 150 millones de pesos en pocas horas. Puso en evidencia el poder de la sociedad civil y reavivó el debate sobre para qué sirve el Estado, si los privados llegan antes y mejor a soluciones que se suponía que pertenecían al ámbito público.
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Nuevos tiempos. Mi plan era salir y ponerme en pedo pero por ahí me fumo uno y arranco colecta para camionetas y bombas para los incendios de corrientes. Están? (sic). Con ese tuit de las 11:03 de la noche del sábado, el influencer Santi Maratea escribía, quizá sin saberlo, el primer capítulo del Evangelio Libertario según Santiago, cuya doctrina se resume así: los ciudadanos organizados en las redes somos infinitamente más eficientes (y confiables) que el Estado. Hechos, no relato.
En pocas horas, la avalancha de donaciones superaba los 150 millones de pesos y los seguidores de Maratea expresaban su entusiasmo con variaciones de la misma frase: Te aplaudo flaco. Sos mucho más que "el estado presente". O, más articulado: Credibilidad, transparencia, eficacia y resultados. No hay sobreprecios, no hay coimas, no hay ñoquis ni gastos superfluos de funcionarios. Hay confianza en que cada peso que donamos, llega. Difícil decirlo mejor.
El caso Maratea es, quizá, el síntoma de un fenómeno consolidado ya innegable:
- Confianza en la gente común. Los estudios de opinión pública confirman la tendencia global a confiar más en “alguien como yo mismo” que en los líderes políticos. La cercanía de los mortales que usan el transporte público, van al súper y caminan por las calles genera más confianza que todas las estrategias de comunicación política. Santi, fumado y todo, podría ser mi vecino. Por eso le creo.
- Participación ciudadana. Los expertos descubrieron hace décadas que sentirse protagonistas de una gesta heroica es mucho más satisfactorio que ser meros espectadores: la oxitocina se dispara. Santi no soluciona, te invita a ser parte de la solución. Ustedes son increíbles de verdad, le dan esperanzas a cualquiera, decía a sus seguidores cuando la colecta superaba los 24 millones. Cede el lugar del héroe a la gente y no hay quien se resista a eso.
- Performance. La mayoría de los desarrollos teóricos coinciden: la confianza se consolida y crece cada vez que se cumple la promesa. Santi ya recaudó fondos para otras causas y siempre llegaron a destino. Todos lo vieron, una y otra vez. Los destinatarios lo confirman, además, haciendo público su agradecimiento. Cada donación entregada aumenta su capital simbólico.
- La política, desacreditada. Lo que los políticos por ineptitud, por ineficiencia, por corrupción o por desinterés no resolvieron, aquí lo hizo un joven que nos interpeló a todos. Hoy, compatriotas de todo el país han ayudado a Corrientes y han expuesto la inutilidad de un Estado argentino mal administrado. Son palabras de López Murphy. Espert y Milei van en la misma línea. Berni, parcialmente. El presidente Fernández, en cambio, vibra en otra frecuencia. Desde Santa Clara del Mar decía: “Hemos puesto todas nuestras fuerzas para ayudar, pero no escribimos en Twitter ni hacemos publicidad con eso”.
La sociedad civil marcándole la cancha a la política, las redes pasando por encima de la burocracia estatal, nuevos líderes para nuevos tiempos. A ajustarse los cinturones: esto recién empieza.
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Tres preguntas a Max Hardy. Es un facilitador y mediador australiano, experto en codiseñar junto a las comunidades soluciones para sus propios problemas. Ha trabajado en el Reino Unido, Canadá y Australia en procesos deliberativos colectivos.
- ¿Qué es la participación comunitaria o community engagement?
Desde hace 20 años me dedico a generar community engagement, o participación comunitaria. En general se define como el proceso de involucrar a la comunidad en conversaciones sobre decisiones que son de su interés o les afecta. Muchas veces esa participación es iniciada por el gobierno. Y creo que puede hacer mucho más que influir en una decisión: tiene el potencial de fortalecer la democracia, y también de generar comunidades. Pero a veces me preocupa que este concepto no cumple lo que promete, y es porque el gobierno pregunta a la gente cosas triviales y espera poco de esas respuestas. Me impresionó un trabajo que hizo David Coomer Oda en el que decía: Nuestras preguntas son fieles. Vivimos en el mundo que crearon nuestras preguntas. Las preguntas que hacemos a las comunidades a las que queremos hacer participar son clave: pueden hacer mucho daño, y pueden también transformar y conectar y generar respuestas inteligentes.
- ¿Cómo se ve la importancia de las preguntas a la comunidad en ejemplos concretos?
Me tocó preguntarle a la comunidad sobre la idea de sacar unos árboles de más de 100 años de un parque para hacer una rampa para personas con discapacidad. Una pregunta posible era: ¿estás de acuerdo con sacar estos árboles maravillosos? Y otra muy distinta hubiera sido: ¿cómo podemos hacer para que todos disfrutemos del parque? Opté por la segunda: en lugar de tratar de vender una solución, invité a la comunidad a ser creativos para resolver el problema. Con la ayuda de unos expertos, encontramos una alternativa que atendía a las necesidades de las personas con sillas de ruedas y salvaba los árboles. ¡Y a mitad del costo de la solución que habíamos imaginado al principio! Otro caso: conservacionistas y fanáticos del deporte hacían lobby para que se reformaran los parques. Si hubiéramos preguntado cuál es el fin de un parque, conservar la flora o la recreación, habríamos generado un conflicto, y por eso optamos por: ¿cómo equilibramos las necesidades de conservar la fauna y a la vez poder hacer deportes en un parque? Que es lo mismo que decir: ¿cómo hacemos que se pueda disfrutar más de los parques a la vez que se mejora su valor ambiental? La comunidad vino con excelentes soluciones, creativas.
- ¿Cómo se plantean las preguntas correctas?
Yo propongo una fórmula para este tipo de iniciativas: necesitamos una gran pregunta, más curiosidad genuina, más altas expectativas, más una comunidad diversa. Así se logran conversaciones más sanas y productivas, y soluciones más inteligentes y permanentes. Einstein decía que si tuviera 60 minutos para salvar el planeta, tomaría 55 minutos tratando de encontrar la pregunta correcta, porque podría encontrar sin problemas la respuesta en los 5 minutos restantes. Cuando hablamos de participación comunitaria, no es frecuente que dediquemos tiempo suficiente a encontrar las preguntas correctas. Si creemos que todos somos egoístas y estúpidos, no nos van a interesar las preguntas. Es clave creer que la misma gente puede encontrar las respuestas más creativas, si se generan las condiciones adecuadas. Lo peor que se puede hacer es definir qué es lo mejor para una comunidad y tratar de convencerla. A veces los problemas no son ni siquiera reales: es simplemente un tema de enfoque. O si lo son, la mejor solución seguramente venga del conocimiento colectivo y del sentido común.
Las tres preguntas a Max Hardy se tomaron de la presentación “Questions change everything in community engagement”, dada en el contexto de TEDxStKilda. Para ver la chara completa, podés hacer clic acá.
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Homenajes. Noticias tristes las de estos días. La semana pasada nos dejaron dos queridísimos colegas del mundo del periodismo y las PR en la Argentina: Rodrigo Conti y Claudio Chiaruttini. Los comentarios de quienes tuvieron ocasión de tratarlos son unánimes sobre la extraordinaria calidad humana y profesional de ambos. No hay dudas de que vamos a extrañarlos.
Y se sumó esta semana una tercera mala noticia. Murió en Madrid Justo Villafañe, presidente de Villafañe & Asociados y Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid. Justo deja un gran legado en el ámbito de la gestión y medición de la Reputación Corporativa, sobre todo en los países de habla hispana. Sirva como homenaje a él esta entrevista que diera a Comms (entonces DircomsNet) en agosto de 2020.
Un fuerte abrazo para las familias de Rodrigo, Claudio y Justo, y una oración en su memoria.
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Academia. Santiago Maratea desafía al sistema político y resuelve a través de las redes un problema que tardaría semanas bajo la pesadez de la burocracia estatal. Javier Milei, un personaje mediático hilarante se convierte en una alternativa de poder cada vez más atractiva para parte del electorado, especialmente los más jóvenes. Y antes Trump y Bolsonaro. Y muchos más. La democracia moderna necesita una revisión. Este libro de Daniel Innerarity aborda el tema al fondo y deja un mensaje contundente: si queremos salvar la democracia occidental, habrá que reformarla más pronto que tarde. Si no, le llegará un reemplazo que no necesariamente nos gustará.
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Oportunidades laborales
- IQVIA abrió la búsqueda para la posición de Manager, Regulatory & Start Up. LINK.
- Visa mantiene abierta su búsqueda de un/una Corporate Communications Manager. LINK.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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