Qué piensa la gente - RED/ACCIÓN

Qué piensa la gente

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Hay mucho medido sobre cómo pensamos y sentimos. Y por qué y cómo votamos, compramos o buscamos empleo. El Institute for Public Relations publicó una compilación de estudios globales recientes que, si se usan con inteligencia, pueden ser un insumo clave para las empresas y otras organizaciones.

Qué piensa la gente

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! Hay mucho medido sobre cómo pensamos y sentimos. Y por qué y cómo votamos, compramos o buscamos empleo. El Institute for Public Relations publicó una compilación de estudios globales recientes que, si se usan con inteligencia, pueden ser un insumo clave para las empresas y otras organizaciones.

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Intervención: Marisol Echarri.

Insights. En general, la relevancia de una persona dentro del mundo corporativo está ligada a dos fenómenos: uno pragmático y otro conceptual. El pragmático es si sabe hacer que pasen —o que no pasen, según corresponda— cosas importantes para el negocio. El conceptual es si conoce y puede explicar aspectos relevantes de la realidad que pueden afectar el funcionamiento de la compañía. Por eso, en general, se sientan en la mesa chica, junto al CEO, los responsables de Operaciones, Finanzas, Legales o Recursos Humanos. Porque pueden hacer que pasen cosas importantes y porque las pueden explicar. Y por eso mismo a veces todavía se queda afuera Comunicaciones.

El área de PR —cuánto más si tiene a su cargo los Asuntos Públicos— puede hacer que pasen cosas importantes: contribuir a que se apruebe una ley, a que no salga un decreto, a que se modifique una resolución ministerial. Puede también hacer que los medios se muestren equilibrados ante un conflicto sindical, un accidente laboral o un error humano con implicancias ambientales. Puede moderar la conversación en las redes sociales y, con un poco de viento a favor, evitar que un episodio desafortunado se convierta en una crisis reputacional de proporciones épicas. El área de PR puede, si tiene respaldo del líder de la organización, volverse relevante por lo que hace y aspirar a sentarse en la mesa chica.

Pero todavía le faltaría una cosa: entender la ciencia oculta de la política y de las tendencias sociales y convertir ese conocimiento en un discurso articulado. El Institute for Public Relations (IPR) publicó una compilación de los estudios sociales más relevantes de los últimos meses cuyos resultados funcionan como coordenadas para entender por qué el mundo está como está. Buen material para los profesionales de la comunicación:

  • Cae el compromiso de los empleados. A nivel mundial, baja de 36 % a 32 %. Hace juego con una baja pronunciada de la conexión con el propósito de las compañías y el sentirse cuidados por la empresa para la que se trabaja. ¿Dónde enfocarse? En asegurar la consistencia entre los valores proclamados y las decisiones de negocio y en defender los modelos híbridos y flexibles de trabajo. Eso, para empezar.
  • Polarización en las redes. Se acentúa la lógica amigo-enemigo en las redes sociales y el componente moral de las posiciones políticas llega al extremo. La buena es mi tribu, la mala es la de quien piensa distinto. Se dispara la oxitocina de los que se sienten del lado del bien. ¿Qué hacer desde las empresas? Explicar una y otra vez a sus empleados cómo funciona cada red, qué pasa con las emociones y qué efectos tiene la polarización. Cuanto más sepan, mejor.
  • Temor a la Inteligencia Artificial. Crece la sospecha de que, finalmente, un robot se va a quedar con mi trabajo. Y que en el mundo digital el algoritmo omnipresente nos manipula de maneras maquiavélicas. Por primera vez, la palabra “innovación” genera suspicacias. ¿Dónde está la oportunidad? Bajar el rechazo a la IA enseñando a usarla: herramientas, beneficios, compatibilidad con el trabajo humano. Se teme lo que no se conoce.
  • Preocupación por el cambio climático. A pesar de la polarización política entre conservadores y progresistas, la preocupación por el calentamiento global se transversaliza: 90 % de los demócratas en los Estados Unidos esperan más de las empresas y el Gobierno en ese sentido y 65 % de los republicanos piensan lo mismo. ¿Qué hacer desde las PR? Todo: revisar la cadena de valor, mejorar los reportes, perfeccionar las mediciones, comunicar de maneras creativas. Nada es suficiente.

Y hay más sobre confianza en las distintas industrias y sobre diversidad, equidad e inclusión. Y sobre más temas. Datos con respaldo estadístico que ayudan a entender cómo piensa y siente la gente y a tomar decisiones inteligentes desde las empresas. Y una gran oportunidad para los profesionales de la comunicación, que pueden volverse expertos en algo clave: los misterios de la mente humana.

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Tres preguntas a Ricardo Dudda. Es un periodista y escritor español, miembro de la redacción de la revista Letras Libres. Es autor de los libros La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos y Con mi padre alemán.

—¿Qué relación hay, desde tu punto de vista, entre la soledad y los totalitarismos?
—En Los orígenes del totalitarismo, Hannah Arendt dice que “lo que prepara a los hombres para el dominio totalitario en el mundo no totalitario es el hecho de que la soledad, antaño una experiencia liminal habitualmente sufrida en ciertas condiciones sociales marginales como la vejez, se ha convertido en una experiencia cotidiana”. Es una frase en la que pienso a menudo, especialmente en una época en la que se combinan altos niveles de soledad (según el Instituto Nacional de Estadística, en España hay hoy cinco millones de personas que viven solas) con una tendencia hacia el autoritarismo. Samantha Rose Hill, que es experta en Hannah Arendt, dice que el totalitarismo utiliza el aislamiento para privar a la gente de compañía humana, imposibilitando la acción en el mundo, y a la vez destruye el espacio para estar solo. La banda de hierro del totalitarismo, como la llamaba Arendt, destruye la capacidad humana de moverse, de actuar y de pensar, mientras enfrenta a cada individuo en este aislamiento contra los demás y contra sí mismo. El mundo se vuelve un páramo, donde no son posibles ni la experiencia ni el pensamiento.

—¿Es posible que nuestro deseo de abandonar la soledad nos conduzca hacia la polarización y la radicalización política?
—Los humanos somos animales sociales, nuestro incentivo más natural es la búsqueda y conservación de la tribu. En nuestro intento por integrarnos en ella, a veces hacemos lo que sea. Somos capaces de renunciar a la verdad para buscar reconocimiento: mejor una mentira reconfortante y tribal que una verdad que nos lleve al ostracismo. Como decía Jorge Semprún sobre el Partido Comunista, “es mejor estar equivocado dentro del partido que tener la razón fuera de él”. En una época de soledad, el radicalismo político nos salva: la polarización rompe puentes entre ciudadanos, y a largo plazo es muy tóxica para la democracia, pero a muchos individuos les proporciona un sentido de pertenencia temporal.

—¿En qué sentido decís que pertenecer a una determinada tribu política te aísla?
—Como escribió hace unos años Simon Kuper en el Financial Times, “muchas personas en países occidentales llevan un tiempo intentando definir quiénes son y a qué tribu pertenecen”. Kuper habla especialmente de los casos de muchos estadounidenses y británicos que perdieron sus tribus. Pero ahora la política está creando otras nuevas. El problema de fondo no es la politización de todos los conflictos, sino su ideologización. Como dice Rose Hill, “el pensamiento ideológico nos aparta del mundo de la experiencia vivida, mata de hambre la imaginación, niega la pluralidad y destruye el espacio entre los hombres que permite que se relacionen de formas significativas”. Porque la sensación de comunidad que nos proporciona la tribu política es solo una ilusión de pertenencia: en nuestro intento por romper nuestro aislamiento, acabamos rompiendo puentes en vez de construirlos.

Las tres preguntas a Ricardo Dudda están tomadas del artículo “Polarización y soledad”, publicada originalmente en Ethic. Para acceder a la nota original podés hacer click acá.

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Opinión corporativa. Son muchos los estudios que muestran que los stakeholders esperan cada vez más que las empresas hablen públicamente sobre temas sociales relevantes: automatización del trabajo, inmigración, racismo, agenda LGTB+, calidad institucional, cuidado ambiental y un largo etcétera son parte del espectro donde observan los públicos con mirada a veces inquisidora. Este artículo de John Elsasser recoge las opiniones de 14 profesionales de las comunicaciones sobre cuándo y cómo hacerlo. No hay una fórmula mágica. Sólo está claro que no se puede mirar para otro lado.

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Academia. Hay evidencia abrumadora sobre el rol que cumple, o puede cumplir, el sector privado en el mejoramiento de la calidad democrática de un país. La transparencia institucional genera condiciones favorables para el desarrollo económico que, a la larga, impactan positivamente en las empresas. Sin embargo, a veces el sector privado actúa en sentido contrario por buscar preservar un status quo que le resulta favorable aunque perjudique al país en su conjunto. Este artículo publicado por The International Institute for Democracy and Electoral Assistance (International IDEA), ya referido antes, muestra el rol que pueden cumplir, de manera combinada, el sector privado de un determinado país y las instituciones financieras internacionales como el FMI, IFC, BID o CAF. Una manera más de promover la transparencia.

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Oportunidades laborales

Hasta acá llegamos esta semana. ¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

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* El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país. *