Qué vamos a leer en 2021: la ficción y la no ficción que se vienen- RED/ACCIÓN

Qué vamos a leer en 2021: la ficción y la no ficción que se vienen

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Las editoriales preparan sus talleres para imprimir miles de ejemplares: ninguna pandemia podrá acechar la lectura.

Qué vamos a leer en 2021: la ficción y la no ficción que se vienen

Pronóstico: para marzo se viene una avalancha de novedades. El 2021 será un año de grandes libros. Así que mejor ponerse al día con lo que tenemos en la mesita de luz y hacer espacio para lo nuevo.

Plus: seguimos repasando cómo nuestros escritores favoritos vivieron su 2020 de creación & pandemia. Repasamos 5️⃣ entrevistas que hicimos en los últimos meses.

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Libros por venir. Las editoriales preparan sus talleres para imprimir miles de ejemplares: el año que acaba de terminar demostró que ninguna pandemia podrá acechar la lectura. Estos son diez títulos anunciados de no ficción:

  • Ñamérica, de Martín Caparrós 👍🏼
  • Conurbano, de Carlos Pagni 🌆
  • Manual de supervivencia, de Paulina Cocina 🍳
  • El dilema de la pareja, de Esther Perel 👩🏽‍🤝‍👨🏻
  • Satisfaction en la ESMA: Música y sonido durante la dictadura, de Abel Gilbert 🎧👮🏼‍♀️
  • Yoga, de Emmanuel Carrère 🧘🏻‍♀️
Emmanuel Carrère
  • Formas propias, de Matías Fernández Burzaco 👌🏼
  • Las metáforas del periodismo, de Adriana Amado 🗞️
  • Solteronas, amantes, putas y galanes, de Tamara Tenenbaum 💘
  • Simplemente Charli, de la tiktoker Charli D’Amelio 🤳🏼

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Más. Y diez de ficción…

  • Tres comedias y tres dramas teatrales, reunidos, de Claudia Piñeiro 🎭
  • La mejor enemiga, de Sergio Olguín 🤘🏼
  • La mitad fantasma, de Alan Pauls 👻
  • Tu cruz en el cielo desierto, de Carolina Sanín 👾
  • Gema, de Milena Busquets 👽
  • Klara y el sol, de Kazuo Ishiguro 🕶️
  • Cuentos completos, de Ricardo Piglia 💡
  • La tejonera, de Cynan Jones 📬
  • Autobiografía de mi madre, de Jamaica Kincaid 👩‍👦
  • Los vencejos, de Fernando Aramburu 🕵🏽

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Pico Iyer fotografiado por Brigitte Lacombe en una casa flotante del lago Dal, en Kashmir, India.

Pico Iyer. Escribió 15 libros entre ensayos, biografías y ficción. También ha dado charlas TED en las que revaloriza la quietud como un espacio de crecimiento. En esta entrevista, aplicó estas enseñanzas a los meses de cuarentena e invitó a aumentar la gratitud y la empatía.

  • ¿Cómo pueden la contemplación y la quietud ayudarnos en los tiempos oscuros de esta pandemia?
    Durante esta pandemia todos nos vimos obligados a no ir a ninguna parte, y quizás quedarnos quietos, por doloroso e indeseado que sea, nos permite aclarar nuestras mentes, dejar que lo importante aflore y ver las cosas con ojos nuevos, como si hubiéramos sido trasladados a un país extranjero, algo que es muy difícil de hacer cuando estás corriendo de un lugar a otro.

    Soy muy consciente de que para muchas personas sentarse quietas no es tan diferente de estar acostado en la cama a las 3:00 am porque los miedos, las ansiedades y las recriminaciones te carcomen. Pero mi forma de sentarme implica dar largos paseos todos los días fuera de mi casa y, de repente, descubrir una belleza antes inadvertida.

    Para mí, sentarme quieto significa leer un libro, cosa que hice más este año que en cualquier año anterior. Significa hablar con mi esposa y estar en la casa de mi madre durante 200 días seguidos (como no ha sucedido desde que yo tenía 8 años). Significa escuchar música —Van Morrison o Handel— mientras el cielo se vuelve índigo y las luces se encienden en la ciudad. La quietud puede ser como ir al consultorio del médico (o del terapeuta). No siempre es cómoda y hay muchas otras cosas que podríamos querer estar haciendo. Pero, a la larga, es la única forma en que podemos cuidar nuestro bienestar y nuestra salud, lo que también significa el bienestar de todos los que nos rodean.

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Selva Almada. Debutó en la literatura infantil con Los inocentes. Contó que se inspiró en lo que le hubiese gustado leer a los 12 o 13 años y trabajó con voces que narran desde la subjetividad de un niño. Y habló de su nueva novela, No es un río.

  • Los inocentes es tu debut en literarura infantil. ¿Cuál fue el mayor desafío de escribir para chicos?
    Cuando era chica leía cualquier cosa, todo lo que caía en mis manos, mis padres eran permisivos en ese sentido. Como hago siempre que escribo pienso ¿me gustaría leer esto? Tal vez pensé: ¿a los doce o trece me hubiese gustado leer estos cuentos? Más que en relatos para niños pensé en relatos que tuvieran como protagonistas a niños, con voces que narraran desde la subjetividad de un niño.
  • Tenés una nueva novela (No es un río) lista para salir desde hace meses, pero por la cuarentena recién va a lanzarse en septiembre. ¿Aprovechaste el tiempo extra para seguir corrigiéndola?
    Es una novela que empecé hace unos años y tuvo varias idas y venidas, paréntesis de tiempo… la retomé el año pasado y la terminé en el verano. Es un fin de semana de pesca en una isla del Paraná, entre amigos de toda la vida, el recuerdo de uno de ellos que murió ahogado, y un grupo de isleros con los que se cruzan en no muy buenos términos. La cerré y afortunadamente justo antes de empezar la cuarentena llegué a revisar las galeras, así que para mí ya está, no la toco más.
  • ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
    Siberia, de Daniela Alcívar Bellolio, una escritora ecuatoriana contemporánea que acaba de publicarse acá por la editorial Beatriz Viterbo. La novela es tremenda, demoledora y la escritura de Alcívar Bellolio es de una hermosura absoluta.

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Martín Kohan. En su libro Me acuerdo hizo una lista de muchos de sus recuerdos y contó su vida, pero escapó con este truco al formato típico de una biografía. En esta entrevista, habló de la cuarentena y de un texto de Barthes que le hizo reflexionar sobre el amor.

  • ¿Cuántos recuerdos hay en Me acuerdo y cuál es el más preciado?
    La verdad es que no lo sé. Los fui numerando mientras los escribía, pero haría trampa si fuese ahora a fijarme en el manuscrito. Notoriamente iba olvidando los recuerdos a medida que los escribía. De esa manera paradójica funcionó la cosa: al ocuparme de enumerar recuerdos (y no exactamente de desarrollarlos), el olvido ocupó un lugar fundamental. De hecho hay recuerdos que puse más de una vez (me di cuenta al pasar el texto a máquina), porque no me acordaba de que ya estaban. No podría responder con precisión, por lo tanto, cuál sería, de todos, el más preciado, porque ¡no me acuerdo! ¿El penal que Gatti le ataja a Vanderley está? Si está, elijamos ese.
  • ¿La cuarentena da la chance de escribir más o no?
    A mí nunca me gustó demasiado estar en mi casa, en ninguna de las casas en las que viví. Siempre preferí salir, andar por la calle, estar en los cafés. La cuarentena me puso a prueba en ese sentido. Por lo mismo que llevo dicho, no tenía un lugar destinado a la escritura en mi casa. Tuve que inventarlo. Definido eso, con la resignación del caso, pude escribir más o menos como siempre. Ni más ni menos, ni mejor ni peor. Avancé mucho con un libro, que ya casi termino.
  • ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
    Aprovecho la cuarentena para leer libros grandes, voluminosos, ya que no tengo que cargarlos y trasladarlos. Leí el seminario de Roland Barthes sobre el discurso amoroso, las clases que le sirvieron para preparar el libro Fragmentos de un discurso amoroso. Vivimos tiempos en los que el amor se está viendo bastante hostigado, desde un ideal que promueve el desapego, la indolencia, la prescindencia (no cuestiono esas variantes, discrepo con que se las proclame como un deber de sanidad antitóxica). La mirada de Barthes sobre el amor y su intensidad, además de suscitar mi admiración intelectual, llegó también, permítanme decirlo así, a emocionarme.

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Gabriela Cabezón Cámara. La versión británica de su novela Las aventuras de la China Iron llegó a estar entre los seis finalistas del International Booker Prize, que premia la mejor ficción traducida al inglés.

  • Estás publicando un diario de cuarentena y en una entrada escribiste “No quiero volver a la normalidad”. ¿Por qué no?
    Yo no quiero volver a una normalidad en la que todo el tiempo tengo que exigirle a mi cuerpo más de lo que puede. Y tampoco quiero volver a una normalidad donde la desigualdad y la ley del más fuerte sea lo único que impera.
  • ¿Cómo fue la génesis de Las aventuras de la China Iron y por qué había que escribirlo?
    Me había caído como del cielo una beca de la Universidad de California para ser escritora residente en Berkeley. Fue una hermosura, era un lugar muy verde y ahí descubrí el pinot noir. Para dar un taller que me habían pedido, me puse a leer gauchesca y me saltó a la vista que no había voces de mujeres. Y así un día, en ese ambiente de maravilla, me dije: ¡lo que hay que hacer es escribir la voz de la China y contar ese mundo desde otra perspectiva! Era algo que estaba en el aire…
  • ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
    Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez.

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Foto: FM Metro.

María O’ Donnell. Aramburu, su investigación sobre la muerte del expresidente de facto Pedro Eugenio Aramburu (muerte que fue, además, la tremenda presentación en sociedad de Montoneros), la llevó a tener que encontrarle solución a algunos dilemas, nada sencillos, por ejemplo con Mario Firmenich, fundador de la organización guerrillera.

  • ¿Qué dilemas te trajo la investigación y cómo los resolviste?
    Uno de los dilemas fue qué hacer con un mail que me había mandado [Mario] Firmenich: ¿era un mail privado o podía publicarlo? Yo sentí que podía publicarlo. Por otro lado, mi relación con la mujer de Firmenich fue muy interesante porque, si bien ella nunca se propuso como intermediaria, cuando él decidió no cooperar más, ella siguió hablando conmigo y [el dilema fue] saber cómo hacer para sostener ese vínculo. En la investigación hubo cosas que yo no podía resolver porque no contaba con los testimonios para saber si en Timote todo había ocurrido como contó Firmenich en [la revista] La causa peronista, que es la única versión que se conoce. Tengo la información de que había una persona más y tengo el nombre, pero no lo publiqué porque esa persona nunca lo admitió públicamente y no pude hablar. Decidí que iba a poner todas las versiones posibles de las cosas que no pudiera resolver por el lado de la información, para que el lector sacara sus propias conclusiones y yo fuera honesta.
  • ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
    Me gustó mucho Confesión, de Martín Kohan; ahora estoy leyendo La hija única, de Guadalupe Nettel; me encantó Teoría de la gravedad, de Leila Guerriero; también Periodismo: instrucciones de uso, una antología de Reynaldo Sietecase que tiene muchos ángulos. Y tengo ganas de leer el Gardel de [Felipe] Pigna, el personaje me parece muy maradoniano.

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Concurso. El Fondo Nacional de las Artes anunció su Concurso de Letras de 2021, esta vez abierto a todos los géneros y temáticas (el año pasado fue de Ciencia Ficción, Fantástico y Terror). Límite: 18 de febrero. Categorías: Cuento, Novela, Novela Gráfica (¡se incluye por primera vez!), No Ficción (Ensayo, Crónica, Biografías, Memorias o Reportaje) y Poesía. 

Cada categoría recibirá un Primer Premio de 180 mil pesos, un Segundo Premio de 150 mil y un Tercero de 100 mil. De 930.000 pesos asignados a este concurso en 2019 se pasa a 2.150.000. ¡Éxitos a quienes participen!

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Javier

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