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Tres universidades nacionales producen alimentos de calidad para combatir el hambre y la malnutrición

La del Litoral tiene la primera planta de producción propia de guisos deshidratados. San Luis y La Plata avanzan en proyectos similares y surgen iniciativas parecidas en otros puntos del país. Sus preparados de calidad, con valor nutricional y fáciles de cocinar se utilizan en comedores y también en contextos de emergencia como una inundación o un terremoto. El antecedente: la supersopa de la Universidad de Quilmes.

La aplicación ShareTheMeal permite donar comida a familias de cualquier lugar del planeta que sufra una crisis alimentaria

Una comunidad de 6 millones de personas ya donó más de 125 millones de platos de comida en los primeros seis años de esta plataforma impulsada por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y creada por dos emprendedores sociales alemanes. Cómo funciona ShareTheMeal, una herramienta simple, asequible, global y de alto impacto para mitigar una tragedia que afecta a más de 700 millones de personas: el hambre.

Cómo se trabaja en el rescate de alimentos que se pierden o desperdician

El 29 de septiembre es un día de concientización sobre un gran problema de la producción alimentaria: el 17 % de lo que se produce, se tira. Eso implica en la Argentina 362 kilos per cápita al año. La red de bancos de alimentos trabaja con diez mil voluntarios para recuperar esa comida y hacerla llegar a comedores y organizaciones sociales.

Cómo funciona Inay, el software que permite un seguimiento integral de casos de desnutrición infantil

Un grupo de estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional de Córdoba creó un software que mejoró los resultados de una fundación que trabaja contra la desnutrición infantil en el norte argentino. Usuarios y usuarias explican cómo funciona y cuáles son los beneficios de este programa simple que aceleró procesos: lo que antes se lograba en seis meses ahora se obtiene en tres.

Alto en sodio, grasas o azúcar: por qué debe ser obligatorio que los alimentos tengan advertencias nutricionales

Según la Organización Mundial de la Salud, el etiquetado frontal es una de las maneras más efectivas de prevenir la malnutrición. Países como Chile, Uruguay, Inglaterra y Francia ya implementaron el sistema. Después de varios intentos fallidos, un nuevo proyecto de ley sobre el tema ingresó al Congreso con el objetivo de implementar el método en el país.

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Imaginate que estás comprando un yogur o unas galletitas. ¿Cómo elegís cuál comprar? Más allá del precio, probablemente te guíes por lo que ves en el frente del paquete, el color, si la imagen te tienta, si es light o no, etcétera.

¿Lo que hay del lado de atrás del paquete? No nos importa tanto. 

Pero, casi siempre, atrás del paquete es donde está la información más importante: los ingredientes y el valor nutricional de lo que estamos comprando.

Y esto es clave, porque estar al tanto o no de esta información, tiene un impacto en nuestra salud.

Hoy en la Argentina, 4 de cada 10 niños y niñas en edad escolar tienen sobrepeso u obesidad. Y entre los adultos, el número aumenta a 6 de cada 10.

Es una de las tasas más altas de América Latina, y un problema fuertemente vinculado con el nivel socioeconómico. Los chicos de familias más vulnerables tienen un 31% más de riesgo de padecer obesidad.

¿Cuál es una posible solución?

"Nosotros vamos al supermercado y guiamos nuestras compras por el frente del paquete, lo que nos dice un paquete que tiene ahí adentro en forma de alimento. Y es información publicitaria", dice Soledad Barruti, periodista y autora de los libros Malcomidos y Mala Leche. "Si en lugar de ir a información publicitaria, nosotros fuéramos a información verídica, precisa, muy clara y muy concreta, del tipo “alto en azúcar”, lo pensaríamos dos veces".

Esto es lo que se llama etiquetado frontal. Es decir, que los alimentos tengan una etiqueta en el frente del paquete si lo que estás comprando tiene altos niveles de nutrientes críticos, como sodio, azúcares o grasas.

Según la Organización Mundial de la Salud, es una de las medidas más efectivas para prevenir la malnutrición, y países como Perú, Chile, Uruguay, Inglaterra, España y Australia ya implementaron el sistema. Y la evidencia es clara. 

Desde que Chile implementó el etiquetado frontal en 2016, bajó un 25% la compra de bebidas azucaradas y un 17% la compra de postres envasados. Al mismo tiempo, aumentó la capacidad de identificar alimentos saludables y la valoración de la información dada en las etiquetas frontales.

¿Pero qué pasa en la Argentina?

En los últimos años, legisladores de distintos partidos políticos presentaron numerosos proyectos de ley de etiquetado frontal, pero ninguno fue aprobado. El último fue presentado en junio de este año por la diputada nacional Florencia Lampreabe.

"Lo que tiene que hacer un Estado es garantizar una alimentación nutritiva y de calidad para todos y todas", dice Lampreabe. "Lo importante es instalar el tema suficientemente en la sociedad para que se entienda que se trata de una cuestión de salud pública y del derecho de los consumidores a saber qué consumen, y poder optar por alimentos de mejor calidad".

Pero más allá del etiquetado frontal, hay otras medidas necesarias para combatir las altas tasas de sobrepeso y obesidad.

Según Barruti, "hace falta limitar las publicidades y hacer un diagrama de precios diferenciados, entre los comestibles que duran años en las góndolas que no perecen, y los alimentos de verdad que sí lo hacen y que son producidos por productores que viven en condiciones bastante marginales. Hay que generar acceso a la comida de verdad".

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