Embajadores verdes, un creciente movimiento que promueve la conciencia ambiental - RED/ACCIÓN
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Embajadores verdes, un creciente movimiento que promueve la conciencia ambiental

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

En nuestros país miles de personas, en su mayoría jóvenes están comprometidas con el cuidado del planeta y participan en distintas acciones para promover este cambio cultural tan necesario.

Embajadores verdes, un creciente movimiento que promueve la conciencia ambiental

Intervención: Marisol Echarri.

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¡Buenos días! En nuestros país miles de personas, en su mayoría jóvenes, están comprometidas con el cuidado del planeta y participan en distintas acciones para promover este cambio cultural tan necesario.


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Intervención: Marisol Echarri.

En nuestro país cada día crece más la conciencia ecológica: las nuevas generaciones perciben lo que ocurre con el estado de nuestro planeta y reflexionan. Así surgen muchos movimientos, instituciones, y muchas ideas. Hay, en síntesis, un verdadero movimiento verde ambiental encabezado por jóvenes. Y dentro de este movimiento aparecieron los embajadores verdes.

“Somos un montón de personas tendiendo redes en todo el país, sentando las bases para habitar un planeta más sano con comunidades más sustentables”, se definen los embajadores verdes en su sitio web. Desde ahí podés acceder a formaciones gratuitas para luego convertirte en un embajador o embajadora y promover este cambio cultural ecológico.

Ellos se definen como un movimiento que promueve un cambio cultural, y lo trasladan a su vida diaria. Este grupo de embajadores y embajadoras, cada uno y cada una con su propia mirada, se juntan de tanto en tanto para compartir sus experiencias y miradas o para accionar proyectos.

Es posible que la Argentina ya haya más de 7.500 embajadoras y embajadores verdes, con un promedio de edad de entre 25 y 30 años. Y no excluyen a nadie porque en muchas actividades se suman los chiquitos, los que van al jardín de infantes, los adolescentes. Y también, por suerte, hay embajadores y embajadoras de más de 70 u 80 años.

Hay una mirada nueva y renovada, liderada por los más jóvenes, que a la vez buscan contagiar. Están involucrándose desde hace un buen tiempo de los temas más diversos: el compost, las plantas nativas, el reciclado, el desplastificar, los bosques, los microplásticos, las semillas, las bombas de semillas, las campañas que tienen que ver con las colillas del cigarrillo, las huertas como una respuesta a la nueva alimentación, el efecto invernadero como la tragedia del momento o las campañas que concientizan sobre el ciclo de la basura. En el mundo especialmente más joven, el consumo responsable en la alimentación, el consumo responsable en la industria textil y, por supuesto, de la energía. No hay ningún tema en el que estos más de 7.000 jóvenes —y no tanto— están ocupándose y preocupándose por cambiar este mundo.

En la Argentina hay un embajador o embajadora verde cada menos de 10.000 habitantes. Son muy heterogéneos, muy diversos. Eso tiene un tremendo valor: permite llegar a muchos universos con sus ideas y sueños. Tienen mucha territorialidad: están por todo el país.

Estas batallas culturales que a vees solo se convierten en malas noticias, de cada 10.000 habitantes, al menos uno está trabajando por ambiar esa realidad.

El desafío es cómo seguir con esa informalidad pero a la vez trabajar en red y en equipo. Manteniendo la pasión y haciendo crecer los resultados. Organizarse, multiplicarse.

Para nosotros, el desafío es escucharlos, ver qué proponen. Mientras somos enfrentados a montones de mensajes, creemos que es importante centrar parte de nuestra atención en este tema. ¿Qué están haciendo? Tenemos que mirarlos, verlos, integrarlos. Y, con compromiso ciudadano, tomar todas sus propuestas.


Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus más de 100 programas, la compañía alcanzó a más de 300.000 personas.

Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad

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Cuatro preguntas a Lucía De La Rúa. Ella tiene 28 años y es coordinadora del equipo de Comunicación de Embajadores Verdes.

—¿Cuáles son las cualidades de un embajador verde?
—Los embajadores verdes somos personas comprometidas con el ambiente. Creemos en el cambio colectivo y para eso llevamos adelante acciones, cada uno en nuestras localidades, para genera conciencia y promover un cambio de hábitos entre nuestros vecinos y amigos.

—¿Qué se espera que haga un/a embajador/a verde?
—Se espera que haya proactividad, que se animen a poner el cuerpo y a hablar con otros, a mostrar una visión de la sustentabilidad y el ambientalismo positivo, propositivo.

— ¿Qué impactos lograron hasta ahora los/las embajadores/as verdes?
—Logramos que más de 1.500 personas se movilicen todos los meses. Hay 107 grupos locales y 7.500 embajadores. Además, hicimos mas de 200 actividades entre las que se encuentran, por ejemplo, limpiezas, recolección de colillas, bicicleteadas. Un gran ejemplo es la campaña de recolección de colillas mensual, en la cual ya juntamos 175.000 colillas, y evitamos que se contaminen más de 8 millones de litros de agua (el objetivo es llegar a 10 millones para diciembre).

— Buscan ser un movimiento más que una institución. ¿Es un desafío crecer sin atarse a una estructura?
—Creo que es imposible crecer sin una estructura. Nosotros a la hora de reinventarnos como movimiento, obviamente redefinimos nuestra manera de trabajar y la estructura del equipo. Empezamos en la Ciudad de Buenos Aires como un programa de Gobierno, y terminamos en todo el país como un movimiento que atraviesa cualquier límite. Eso hizo que necesitáramos volver a ordenarnos y ver de qué manera podíamos cubrir todos los lugares en donde hubiera embajadores con ganas de activar en su localidad.

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Si nos leés habitualmente te debés acordar de Emily, una nena de solo ocho años quien, junto con su admirable familia, llevó adelante una lucha de seis años contra la leucemia. Una por la cual agotaron las instancias en Buenos Aires y viajaron a Barcelona, gracias a una solidaridad inmensa de miles y miles que la apoyaron. Y después a Singapur, donde tras otro largo tratamiento recibió médula ósea de parte de su papá, Mariano.

Hace algunos días, su mamá, Daniela, contó que el médico, tras los controles más recientes, le dio la noticia tan esperada: “Por la gracia de Dios, no hay más leucemia”.

Nos alegramos con Emily y la seguimos acompañando en su recuperación.

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Tenemos mucho que hacer por la inclusión de las personas con discapacidad en nuestra sociedad. Afortunadamente, hay tantas iniciativas admirables para generar inclusión en distintos ámbitos.

En el mundo laboral, como contamos en esta nota sobre el trabajo que hacen Inmigrantes Digitales. O mediante el deporte, como cuenta este texto que pone en relieve la tarea de Buceo Sin Fronteras. O en materia de educación, en donde hay muchos mitos que derribar, como señalamos en este texto.

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La semana pasada el Hospital Garrahan dio otra muestra de por qué es un lugar para imitar. Ahí, gracias a un equipo de 100 personas, se lograron hacer tres trasplantes de órganos en simultáneo. Los órganos fueron trasladados de urgencia a Buenos Aires, y con ellos se realizó un trasplante de hígado a una beba de 12 meses, uno de corazón a un nene de 4 años y otro bipulmonar a una adolescente de 13. ¡Bravo!


Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.

Juan y David