La radio La Colifata avanza en la inclusión económica para pacientes psiquiátricos y su modelo se exportó a Francia - RED/ACCIÓN

La radio La Colifata avanza en la inclusión económica para pacientes psiquiátricos y su modelo se exportó a Francia

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La organización referente en el abordaje de la salud mental trazó alianzas estratégicas con productores que forman parte de otros colectivos vulnerabilizados y apuestan a prácticas sustentables. Así, buscan generar ingresos y, a la vez, romper los prejuicios sobre lo que pueden aportar a la sociedad las personas con padecimientos psiquiátricos. A menor escala, el modelo comienza a implementarse en las inmediaciones de París.

La radio La Colifata avanza en la inclusión económica para pacientes psiquiátricos y su modelo se exportó a Francia

Parte del equipo de vendedores de la tienda móvil de La Colifata. (Imagen: gentileza La Colifata)

A finales de 2021, con las vivencias de la pandemia aún frescas en la memoria, los integrantes de La Colifata —la primera radio en transmitir desde un hospital neuropsiquiátrico— pusieron en marcha un sueño: al proyecto de inclusión social de personas con padecimientos de salud mental le sumaron una pata económica y sustentable. Hoy, más de un año y medio después de su implementación, la iniciativa comienza a dar sus frutos y permite reforzar los ingresos de un grupo de trabajadores.

El Programa Productivos para Sí y para Terceros comercializa productos realizados por colectivos vulnerables que promueven el cuidado del ambiente y el buen trato entre las personas. Es un emprendimiento que se sostiene sobre tres pilares: la identificación de buenas prácticas productivas en todo el país, su comercialización y la respectiva promoción.

El nombre del programa parte de un juego de palabras que busca desterrar un paradigma instalado en la salud mental: que las personas con padecimientos psiquiátricos representan un peligro para ellas mismas y para la sociedad en la que se mueven.

 “En el desarrollo de la cadena crean trabajo para sí mismos, pero en ese recorrido además ponen en valor procesos productivos de otros colectivos que están marginalizados”, explica el psicólogo Alfredo Olivera, fundador y responsable de La Colifata, el grupo que nació como un programa de radio en los pasillos del hospital neuropsiquiátrico Borda, y que se convirtió en una ONG de referencia en todo lo vinculado al tratamiento de la salud mental. “No es solamente una tienda que permite acceder al trabajo, porque no se vende cualquier producto y hay toda una cadena que se va articulando. Eso es lo más interesante”, considera.

Parte del equipo de vendedores de la tienda móvil de La Colifata. (Imagen: gentileza La Colifata)

Cómo funciona

Para poner en marcha el eje productivo de La Colifata se instrumentan tres talleres a cargo de profesionales de la salud y la comunicación, que funcionan articulados entre sí. Primero, el Taller de Sello Colifato, donde seis personas rastrean proyectos productivos llevados adelante en distintos lugares del país. Cuando detectan que una iniciativa es realizada por colectivos vulnerabilizados, que se lanzaron a emprender para salir de una situación de pobreza y que se produce bajo una perspectiva amigable con el cuidado del ambiente y las relaciones humanas, le otorgan el “sello colifato”, una suerte de garantía de que ese producto es ético y sustentable.

“Puede ser cualquier tipo de colectivo que esté en una situación de fragilidad en términos de vulneración de sus derechos, estigmatización y pobreza”, explica Olivera. El psicólogo detalla que desde La Colifata trabajan con una perspectiva de salud mental ampliada donde se pone el eje en el cuidado. Entonces, si la iniciativa cuida el ambiente y las condiciones de trabajo entre sus miembros son las apropiadas (sin relaciones de explotación, entre otras situaciones), se entrega el sello colifato. “Es correr la idea de la enfermedad al eje de la salud y plantear que lo que está haciendo determinado grupo es saludable y merece ser recomendado”, aclara. 

Ese primer paso habilita una serie de procesos que siguen en los otros talleres. El segundo es el de microemprendimiento, donde se elaboran las estrategias para convertir a esas experiencias destacadas en proveedores, para luego comercializar esos productos. Las ventas se producen por medio de la tienda móvil colifata, un vehículo que recorre distintas ferias y plazas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La tienda incluye una verdulería móvil que se llama Sí, Hermanito.

Actualmente unos siete vendedores forman parte de este taller que todos los martes se reúnen para sacar las cuentas de lo vendido durante la semana y encargar los nuevos pedidos a los proveedores. La tienda móvil se puede encontrar los jueves en Parque Centenario de 10 a 14 h, y los sábados por la mañana en Parque Lezama (9 a 13 h) y por la tarde en el Hospital Borda, en el marco de la tradicional transmisión radial que realiza La Colifata (15 a 17 h).

El tercer taller es el de creativos colifatos, que se encarga de la parte publicitaria. Se trata de un espacio que se mete de lleno en el proceso productivo de la experiencia galardonada, con intención de generar contenidos audiovisuales y sonoros para su promoción. Ese material se comparte a cada uno de los proveedores vinculados y también se difunde por la radio La Colifata (FM 100.3).

“Con esos contenidos, los colifatos presentan la historia de ese colectivo y pueden contar su problemática. Puede ser que cuenten cómo se lanzaron a elaborar ese producto o que desarrollen algún material que funcione en términos educativos. Por ejemplo, la experiencia de unos huerteros que, en vez de usar pesticidas, plantan ruda u orégano para que olfativamente los insectos se confundan y no se pasen de una plantación a otra”, cuenta Olivera. 

Esta parte del proceso está próxima a poner en marcha una nueva forma de difusión: la impresión de códigos QR en los envoltorios. “La idea es que los clientes lo escaneen y puedan encontrarse con la historia de esas familias productoras, o que el código te derive a un video en nuestro canal de YouTube donde los mismos campesinos te cuentan sobre el proceso productivo”, detalla el psicólogo.

Los colifatos en un campo de la Unión de  Trabajadores de la Tierra (UTT). La organización está conformada por pequeños productores y son uno de los proveedores de La Colifata. (Imagen: gentileza La Colifata)

Resultados

El pasado 3 de agosto, La Colifata cumplió 32 años. El proyecto inició con la producción de micros radiales para que los internos del Borda tuvieran un canal de expresión que también oficiaba en términos terapéuticos. Para el año 2001, a los buenos resultados que veían en términos de reinserción social quisieron ponerlos en números. Y para eso comenzaron a elaborar una serie de indicadores de impacto.

“Notamos cómo La Colifata ayudaba en procesos de externación y pudimos establecer que cerca del 40 % de las personas que estaban internadas y participaban de la radio, en un año obtenían el alta. Pero lo más interesante era que, una vez que la obtenían, menos del 10 % eran reinternados, mientras que en el Borda, el porcentaje de reinternación rondaba el 40 %”, explica Olivera. “En esa época también hicimos un seguimiento de los pacientes que participaban de La Colifata y que una vez obtenido el alta no vinieron más, y nos daba que el 67 % era reinternado”, completa. 

A partir de esos números comenzaron a prestar atención a las variables que hacían al sostenimiento de ese alta que se lograba. Y ahí es donde lo económico tomó relevancia, porque si bien la mayoría de los pacientes cobraban una pensión por discapacidad, los montos no alcanzaban: “Notábamos que muchos de los que obtenían el alta del Borda no tenían dónde ir y se terminaban alquilando una piecita que les costaba el 80 % de ese ingreso, y quedaban en una situación de extrema fragilidad”, relata el fundador de la radio. “Ahí tuvimos la idea de que La Colifata, con el peso simbólico que ya tiene en la cultura, esté al servicio de la inclusión social económica efectiva”, añade.

Para eso pusieron en marcha distintas estrategias. Por un lado, lograron un convenio con la entonces Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), para que los integrantes de la radio tomaran capacitaciones radiales, por la que obtenían un estímulo económico. Ese beneficio sería un antecedente directo de lo que a futuro se convertiría en el salario social complementario, una prestación que brinda el Gobierno para aquellas personas que quieran capacitarse para lograr su inserción en el mercado de trabajo. Hoy, los colifatos pueden sumar este ingreso a su pensión por discapacidad. 

Con ese estímulo en marcha, comenzaba a moldearse la idea de que La Colifata tuviera su propio eje productivo. Algo en lo que convergieran los conocimientos adquiridos en comunicación, que se vinculara con otros colectivos y que tendiera a la inclusión económica de sus integrantes. Con apoyo estatal y de privados, lograron adquirir maquinarias, herramientas y el trailer que hoy funciona como la tienda móvil de la organización así como también el foodtruck donde planean montar un bar.  

Son 22 personas en total las que  participan del proyecto. Las ganancias alcanzan para reponer mercaderías y que los siete vendedores puedan sumar, en un mes promedio, unos 20.000 pesos al dinero que ya reciben a través de las pensiones no contributivas. El proyecto recién pudo tener continuidad este año y aspiran a que vaya creciendo de a poco hasta lograr la inclusión económica de todos sus integrantes.

“Lo más interesante es que la dimensión del trabajo también está pensada dentro del eje de la salud mental. Nosotros como profesionales de la salud acompañamos e intervenimos en relación a estos procesos”, explica Olivera. 

Toda esta experiencia significó un aprendizaje para el propio psicólogo y todo el cuerpo de profesionales de la Asociación Civil La Colifata. De a  poco aprendieron a sistematizar el proceso y hoy llevan el control de todo lo que se compra, con qué recursos se hace, lo que se vende y cómo se reparten las ganancias. También realizan proyecciones de costos para que la inflación no les termine jugando una mala pasada. “Es muy difícil anticipar y poder poner al costado el dinero que les permite después reponer el stock. Son dimensiones muy complejas y, en lo personal, estoy aprendiendo mucho”, reconoce Olivera.

Pero los colifatos no se quedan quietos y ya hay en marcha otro proyecto que apunta a engrosar la flota productiva de La Colifata. Se trata de un foodtruck XL. El tráiler ya fue adquirido, pero por el momento funciona solamente los sábados durante la transmisión radial. Ahí venden café, jugos y algunos de los productos con sello colifato, pero la idea es poder ampliar la oferta. Para lograrlo están realizando talleres de capacitación con una barista para hacer café de especialidad y talleres de panificación para elaborar facturas y bizcochos primeramente, pizzas y sándwiches a futuro. Para fin de año esperan que el bar colifato, como también lo llaman, pueda moverse también por distintos puntos del AMBA.

El primer tráiler adquirido por La Colifata que se convirtió en la tienda móvil de la organización. (Imagen: gentileza La Colifata)

En primera persona

Máximo Luna tiene 37 años y conoció La Colifata hace siete, cuando atravesaba una internación en el Borda que duró ocho meses. Los movimientos de cada sábado para el armado de la transmisión radial despertaron su curiosidad y se sumó al grupo. Con el tiempo se convertiría en el movilero del equipo. Entre sus coberturas, se destaca la de entrevistar a los clientes de la tienda móvil.

“Cuando la gente venía a comprar yo me dirigía con amabilidad y respeto, les preguntaba primero si eran de consumir productos agroecológicos, si los conocían, qué les parecía la tienda, y qué receta iban a preparar con esos productos. Los que se enganchaban se iban muy contentos y eso sumaba. Muchos después volvían a comprar”, relata.  

Antes de estar internado, “Maxi”, como lo conocen sus compañeros colifatos, trabajó en distintos rubros: como repartidor de volantes, como cadete de una pizzería, como cajero en un ciber café y como ayudante de albañil. A su currículum luego sumaría sus tareas como movilero y, desde hace poco más de un mes, también la de vendedor en la tienda móvil de La Colifata. “Siempre me sentí con cualidades para trabajar. Estoy muy contento con este nuevo empleo. Y si bien no nos vamos a hacer millonarios, es un dinero que suma a fin de mes”, cuenta.

Pero más allá de la cuestión económica, Luna sostiene que La Colifata le cambió la vida. “Desde hace siete años estoy limpio; dejé de consumir alcohol, drogas y cigarrillos”, sostiene. Y agrega: “Somos como una gran familia que no te va a soltar la mano. Somos un grupo de gente que nos ayudamos. Algunos padecemos una patología, quizás otros no; a algunos nos tocó estar internados, otros deben tomar medicaciones; pero compartimos un grupo que quiere progresar y de todo eso se va armando una comunidad. A mí estar aprendiendo, creando y progresando es lo que me hace feliz”.

De exportación

Alfredo Olivera fundó La Colifata cuando promediaba el año 1991. Con apenas 24 años se convertiría en el ideólogo de algo inédito: la primera radio del mundo en transmitir desde un neuropsiquiátrico. Cuando el proyecto comenzó a tomar notoriedad fueron invitados de distintos lugares del mundo para contar la experiencia que, con el tiempo, se extendería por la Argentina y se replicaría en países como México, Italia, España y Alemania.

Hoy tiene 56 y desde hace 11 reside en Francia, trabajando como psicólogo en la salud pública de Asnières-sur-Seine, una comuna lindera a París. Desde allí, además de la atención en consultorio, lleva adelante actividades radiofónicas aplicadas a la salud mental en un hospital psiquiátrico, en un centro de día y en un centro de acompañamiento terapéutico a tiempo parcial. Todas estas experiencias se realizan en el marco de la salud pública y en asociación con La Colifata France.

Y a  una escala menor lograron poner en marcha una réplica del eje productivo, elaborando jabones y distintos productos de limpieza. Esta iniciativa responde a la misma lógica que la implementada en la Argentina, la cual respeta que la cadena productiva sea en armonía con el ambiente y las relaciones humanas. “La diferencia es que aquí el costado productivo no está destinado a atacar el problema de la pobreza dado que no es el mayor problema”, aclara.

Alfredo Olivera en un mercado barrial, a las afueras de París, vendiendo los jabones y productos de limpieza producidos por La Colifata France. (Imagen: gentileza La Colifata)

Para Olivera, la experiencia colifata argentina y francesa se retroalimentan mutuamente. “A mayor movimiento en un país, mayor impacto en el otro”, resume. “Cuando me invitan a dar conferencias para contar lo que hacemos, la devolución por nuestra práctica en la Argentina es muy buena. En Francia es como aire puro porque las instituciones de salud mental están bastante anquilosadas. Y a su vez, el hecho de haber logrado que en el primer mundo se valide a la radio como un recurso terapéutico al servicio de la salud mental repercute positivamente en la Argentina. Se nos abren muchas más puertas”, sostiene.

A la retroalimentación entre proyectos Olivera la explica con un ejemplo. Previo a la pandemia, el proyecto colifato francés ganó un premio que destacaba su articulación con el sistema público de salud de ese país. Con ese dinero, más lo recaudado con la venta de jabones, lograron financiar un viaje a la Argentina para producir un encuentro colifato que se terminó concretando a principios de 2022. De ese viaje surgió una nueva radio: La colifata de la selva en la provincia de Misiones. 

Pero la iniciativa radial-social también va acompañada de una productiva: allí sembraron veintidós plantines de yerba mate. “Es un proyecto cultural educativo que está al servicio del desarrollo económico productivo local, con toda una idea de impulsar la economía familiar sustentable”, explica el psicólogo. “Ojalá en unos años tengamos para vender yerba mate La Colifata”, añade.

La Colifata de la Selva en Misiones. Una de las ramificaciones que fueron surgiendo del proyecto original. (Imagen: gentileza La Colifata)

Para el psicólogo, La Colifata ofrece un “compendio de soluciones” que impactan en diversos campos: “Todos los procesos se van articulando en términos comunicacionales, produciendo visibilidad y dándoles dinamismo, ahora también económico, a muchísimos actores que están ideando soluciones a problemas de índole diversa. La Colifata lo que hace es reunirlo, articularlo y promover la emergencia de quien tiene un diagnóstico psiquiátrico pero no desde un lugar degradado, sino valorizado”.


Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.