Vivimos acelerados, pero un rato en espacios verdes puede contrarrestar la presión por falta de tiempo - RED/ACCIÓN

Vivimos acelerados, pero un rato en espacios verdes puede contrarrestar la presión por falta de tiempo

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Más de 4.400 millones de personas viven en ciudades, muchas de ellas con poco acceso a la naturaleza. Y este déficit se traduce en una percepción del tiempo implacable que nos conduce a más estrés, confirmó un nuevo estudio.

Vivimos acelerados, pero un rato en espacios verdes puede contrarrestar la presión por falta de tiempo

Foto de Padli Pradana: https://www.pexels.com/es-es/foto/naturaleza-hombre-verano-sueno-2615891/

Alrededor del 56 % de la población mundial vive en ciudades, lo que se traduce en 4.400 millones de habitantes. Y se espera que esta tendencia continúe y aumente a más del doble para 2050, cuando casi 7 de cada 10 personas vivirán en zonas urbanas, calcula el Banco Mundial. Más allá de los beneficios culturales, profesionales y sociales que pueden brindar estos sitios —que también podemos cuestionar en términos de falta de federalismo de las oportunidades en Argentina—, uno de sus principales efectos adversos es la falta de acceso a la naturaleza.

Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, el Observatorio del Derecho a la Ciudad señaló el año pasado que de 2021 a 2023 el número de espacios verdes pasó de 3.647 a 4.863. Una lectura superficial de estos datos nos llevaría a concluir que hay 1.216 espacios verdes nuevos, pero no es el caso, ya que la mayoría de ellos son simplemente nuevos canteros. Además de los efectos ya conocidos para la salud mental y el bienestar, esta abundancia de concreto y asfalto también impacta en cómo percibimos el tiempo, en criollo: vivimos acelerados.Y esta abundancia de concreto y asfalto también tiene un efecto en cómo percibimos el tiempo, en criollo: vivimos acelerados. 

Ahora, una nueva revisión científica arrojó luz sobre un aspecto intrigante de la vida urbana y asegura lo que ya intuíamos, es decir, que la percepción humana del tiempo cambia entre entornos urbanos y naturales. La principal recomendación de Ricardo Correia, autor del estudio y profesor de la Universidad de Turku, Finlandia, es que reconectarse con la naturaleza podría ser la clave para contrarrestar esta presión del tiempo.

Los resultados del estudio se basan en una comprensión de la percepción del tiempo como una dimensión determinada por varios factores contextuales, incluidos los contenidos del período de tiempo y las características cognitivas, emocionales y corporales de la persona. “El ritmo implacable de la vida en la ciudad a menudo nos desconecta de los ritmos naturales que alguna vez dictaron la vida humana, lo que lleva a una sensación generalizada de ‘escasez de tiempo’ y su consiguiente estrés”, analiza un artículo sobre el tema de PsyPost

Correia obtuvo dos conclusiones de su revisión. Por un lado, cuando estamos en entornos verdes percibimos que el tiempo se prolonga más de lo que realmente dura, lo que brinda la sensación de tener más tiempo a disposición. Una de las razones que explican este fenómeno es el efecto restaurador de la naturaleza, que nos pueden cambiar la atención y el estado de ánimo.

Por otro lado, el investigador notó cambios en la orientación de los pensamientos hacia el pasado, presente o futuro. “La naturaleza tiene la capacidad de facilitar una perspectiva temporal más equilibrada, ayudando a las personas a realizar una transición fluida entre pensar en el pasado, sumergirse en el presente y considerar el futuro. Este cambio puede ser especialmente beneficioso para el bienestar mental, ya que un énfasis excesivo en las experiencias pasadas negativas o una preocupación excesiva por el futuro pueden contribuir al estrés y la ansiedad”, resume PsyPost.

Además de funcionar como un llamado de atención para detenernos y priorizar el tiempo en parques, plazas, senderos o lo que tengamos al alcance, la investigación también ofrece información sobre el diseño de espacios habitables más saludables. “En el contexto de una creciente escasez de tiempo en las sociedades urbanas modernas con consecuencias nefastas para la salud y el bienestar humanos, sostengo que necesitamos una mejor comprensión de cómo las experiencias de la naturaleza moldean nuestro sentido del tiempo y sugiero cómo las investigaciones futuras pueden proporcionar conocimientos prácticos para ayudar a restaurar una relación más sana y equilibrada con el tiempo y la naturaleza”, sostiene la publicación en la revista People and Nature.

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