Por qué es incorrecto decir “lenguaje de señas” para referirse al idioma de la comunidad sorda - RED/ACCIÓN

Por qué es incorrecto decir “lenguaje de señas” para referirse al idioma de la comunidad sorda

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El Congreso acaba de sancionar una ley que reconoce a la Lengua de Señas Argentina como el idioma natural de este colectivo. Cuál es la diferencia entre lengua y lenguaje y qué implica la norma aprobada.

Por qué es incorrecto decir “lenguaje de señas” para referirse al idioma de la comunidad sorda

Crédito: Telám

El jueves 13 de abril fue un día histórico para la comunidad sorda de la Argentina. Ese día, el Senado aprobó una ley que le da status lingüístico a la Lengua de Señas Argentina (LSA) y la reconoce como una lengua natural y originaria. Pero ¿qué significa esto? ¿Qué importancia tiene la ley?

Desde 2004 distintos proyectos pasaron por el Congreso de la Nación con el fin de que se reconozca la LSA como una lengua, pero todas las iniciativas habían perdido estado parlamentario, incluso pese a obtener media sanción.

La ley reconoce a la LSA como una lengua natural parte del patrimonio cultural de las personas sordas. “El Estado propenderá a fomentar e impulsar el acceso y el uso de la LSA de todas las personas que, por cualquier motivo, elijan comunicarse en dicha lengua para tener una accesibilidad efectiva y plena a la vida social”, y tomará medidas para “"evitar cualquier tipo de perjuicio a la LSA y a sus usuarios naturales”, dice el texto.

Ocurre que históricamente, al no ser considerada una lengua sino apenas una herramienta para que personas sordas se comuniquen, se les exige a esta comunidad aprender el español oral y comunicarse en ese idioma. “Reconocer el status lingüístico de la LSA es la base fundamental para luego acceder a otros derechos, como a intérpretes o a recursos educativos”, cuenta Julia Valmarrosa, una mujer sorda y activista por la ley. “Es una herramienta que posibilitará grandes cambios, especialmente en la educación de niños y niñas sordos. Pero también se abrirán muchos caminos en lo laboral y la salud”, dice.

El reclamo de la comunidad sorda es acceder a una educación bilingüe, es decir, que incluya su lengua natural. Según la CAS, el 86% de las personas sordas asisten o asistieron a escuelas en las que no tuvieron forma de comunicarse con sus docentes. Como consecuencia de ello, solo el 43% de la comunidad completó la primaria, el 14% la secundaria y el 10% estudios terciarios.

El reconocimiento de las lenguas de señas de cada país es una tendencia mundial que comenzó en Francia y los países escandinavos, se extendió a Europa y luego llegó a América Latina, donde Uruguay fue pionero. Hasta ahora, Argentina y Guyana eran los únicos dos países de la región que no reconocían sus lenguas de señas a nivel nacional. Algunas jurisdicciones, como las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza y la ciudad de Buenos Aires, ya contaban con leyes en sintonía a la aprobada recientemente a nivel nacional.

¿Por qué es una lengua y no un lenguaje?

¿Por qué es incorrecto decir “lenguaje de señas”? Según explica el sitio de la Confederación Argentina de Sordos (CAS) “el lenguaje es una capacidad humana que todos tenemos y es la que nos permite acceder al pensamiento”. A su vez, el lenguaje “se hace visible a través del idioma o lengua que adquirimos naturalmente”. En esa línea, el español es una lengua y no un lenguaje. Para hacerla fácil, podríamos intercambiar la palabra lengua por idioma, pero no podemos hacer lo mismo con la palabra lenguaje.

Precisamente, la Lengua de Señas Argentina (LSA) es un idioma, tiene distintos gestos que se corresponden con distintas palabras. Hace un par de años produje esta nota sobre el tema, que me hizo aprender varias cosas. Pero, sobre todo, que la LSA es una lengua distinta a las lenguas de señas de otros países.

El mismo sitio de la CAS explica que al ser una lengua de expresión y configuración gesto-espacial y percepción visual “es una lengua que, por sus características, cualquier niño o adulto sordo está mejor equipado para adquirir”.Gladys Guanca, una mujer sorda, me contaba en la nota citada que cuando aprendió la LSA, sintió un gran alivio, que era un idioma que le resultaba fluido, natural. “Descubrí mi identidad, que podía compartir algo con alguien de igual a igual”.