Acción climática, combustibles fósiles y el eterno conflicto de intereses - RED/ACCIÓN

Acción climática, combustibles fósiles y el eterno conflicto de intereses

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

El anuncio sobre quién presidirá la próxima conferencia climática despertó todo tipo de malestar y preocupación, porque implica un conflicto de intereses. ¿Quién es el presidente de la COP28? ¿Cómo se elige a esa persona y qué rol cumple? ¿Cuál es el reclamo de la comunidad climática internacional?

Acción climática, combustibles fósiles y el eterno conflicto de intereses

Intervención: Marisol Echarri

El anuncio sobre quién presidirá la próxima conferencia climática despertó todo tipo de malestar y preocupación. ¿Quién es el presidente de la COP28? ¿Cómo se elige a esa persona y qué rol cumple? ¿Cuál es el reclamo de la comunidad climática internacional? Una edición de PLANETA que intenta no quedarse en el enojo ante la noticia y profundizar en algunas respuestas.

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Intervención: Marisol Echarri

Si esta edición salía el viernes pasado, hubiera empezado con algo así: 😳😩😠🤬🔚. Afortunadamente para ustedes, mi editor y la propia newsletter, el viernes pasado tuve la oportunidad —perdón, el placer— de emprender un viaje a la naturaleza del Iberá, o de una pequeña partecita de todo lo que es el Iberá. Desconectada del ruidoso cemento de la ciudad de Buenos Aires y de vivir con Internet 24/7, tuve cuatro breves pero intensos días de cobertura conociendo de cerca la iniciativa local de rewilding o de reintroducción de especies de vida silvestre a su hábitat natural. Este viaje explica la ausencia de PLANETA en sus casillas de mail la semana pasada (aunque no lo excusa, así que perdón por ello). Y a este viaje vamos a, más que culparlo, agradecerle por ello. ¿A qué me refiero?

Estaba terminando de escribir la pasada edición de la newsletter con una atípica buena noticia cuando se dio a conocer esa otra noticia que nos dejó a todos como esa serie inicial de emojis. Inmediatamente empecé a escribir muchas cosas para lo que sería la siguiente edición, es decir, la que están leyendo ahora. Durante el viaje a Iberá y tras mi estadía allí, volví más de una vez a esos bocetos y ordené un poco más las ideas, los párrafos, las reacciones.

Perfectamente esta newsletter podría haber tenido sólo una línea que dijese: "Ya está, me retiro, así no se puede seguir". Y si continúo cubriendo negociaciones climáticas después de nueve años, creo que también es obvio que esa sólo sería una respuesta desde el enojo, pero no desde la búsqueda permanente de exigir que los procesos funcionen en pos de la necesaria acción climática. Así que aquí estamos para conversar más allá del enojo sobre esa noticia de la que todos siguen hablando...

El 12 de enero pasado se anunció que el Dr. Sultan Ahmed Al Jaber será el presidente de la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP28. Pero hay un pequeño detalle: Al Jaber es un histórico representante de la industria de los combustibles fósiles. Es más, actualmente es el CEO de la compañía estatal de petróleo de Emiratos Árabes Unidos, país a cargo de la presidencia de la próxima COP. La primera reacción: 😳😩😠🤬🔚.

Mi segundo pensamiento fue: "Un hombre, de nuevo". De las 28 ediciones de la conferencia climática anual, sólo siete fueron presididas por mujeres. Y las voy a nombrar porque todavía sobran dedos para enumerarlas: Angela Merkel en la COP1 en 1995, María Julia Alsogaray en la COP4 en 1998 (sin comentarios), Rona Ambrose en la COP11 en 2005, Patricia Espinosa en la COP16 en 2010, Maite Nkoana Mashabane en la COP17 en 2011, Ségoléne Royal en la COP21 en París, Carolina Schmidt en la COP25 en 2019. Siete de 28.

Pasado el enojo por ambos motivos, la tercera reacción más obvia fue un "esto no sorprende a nadie" 😒. Por un lado, si se considera el país que presidirá esta COP28, en lo cual me concentraré en el siguiente apartado. Por otro, la historia de las negociaciones climáticas es una historia de presencia (y presión) de la industria de los combustibles fósiles.

Una aerolínea, un fabricante de autos y un banco que seguía invirtiendo en nuevos proyectos de combustibles fósiles estaban en 2015 entre los sponsors de la COP21; sí, la histórica conferencia del Acuerdo de París. Tres años después, los gobiernos se reunieron en Katowice, Polonia, cuna del carbón, para una COP cuya presidencia no tuvo mejor idea que obsequiar a las delegaciones un pedazo de carbón en lo que fue un confuso episodio de si era representación de algo del pasado que había que dejar o eso que había que perpetuar a futuro. Sin ir más lejos, en la última COP27 al menos 636 lobistas ingresaron con acreditación a la conferencia climática (supongo que, claro, sólo para observar 👀).

Insisto: la historia de las negociaciones climáticas es una historia de presencia (y presión) de la industria de los combustibles fósiles. Pero esta vez las cosas se fueron un poquito más de las manos o, en otras palabras, quedarán (casi son seguridad) temiblemente bajo las manos incorrectas. La persona que tendrá que liderar y ordenar el proceso de negociaciones para avanzar en la acción ante el cambio climático lidera a la par una empresa de la principal industria que contribuye a ese cambio climático sobre el cual hay que actuar. Y dicha acción incluye, precisamente, salir progresivamente de esa industria.

El diccionario de Cambridge define al conflicto de intereses como "una situación en la que alguien no puede tomar una decisión justa porque se verá afectado por el resultado" y como "una situación en la que los intereses privados de alguien se oponen a las responsabilidades de esa persona para con otras". Sólo por imaginar un ejemplo, la primera definición sería algo así como la situación en la que un presidente de una COP no puede tomar la decisión justa de incorporar en el borrador del texto final "eliminar el petróleo" porque se verá afectado por ello la empresa petrolera que lidera. Sólo por imaginar otro ejemplo, la segunda definición sería algo así como la situación en la que los intereses privados de un CEO de una compañía estatal de petróleo se oponen a su responsabilidad para con la humanidad como presidente de una conferencia climática.

Esto es lo que se denuncia desde distintos espacios ante el anuncio de Al Jaber como presidente de la COP28. De hecho, ayer 425 grupos de la sociedad civil y observadores acreditados presentaron una carta ante Naciones Unidas en rechazo a este nombramiento y pidieron que las presidencias de las COPs "sean independientes y libres de la influencia de los combustibles fósiles".

Esta edición de PLANETA puede ser entonces una explicación del desafío —entre los muchos ya existentes— que tendremos en la próxima conferencia climática o una argumentación de por qué Al Jaber no llegará a noviembre como presidente de la COP28. En uno u otro caso, sigamos con el análisis.

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Dr. Sultan Ahmed Al Jaber, presidente de la próxima COP28.

¿Quién es el presidente de la próxima COP28? Para responder a esta pregunta hay que dar, primero, un poco de contexto sobre el país que presidirá la COP28. Emiratos Árabes Unidos tiene un lugar menor, pero no menos importante, en la contribución global de emisiones de gases de efecto invernadero. A 2016, era responsable del 0,55% de las emisiones globales. A nivel per cápita, en 2019 se ubicó como el cuarto país más emisor de CO2. Lo más interesante de analizar de Emiratos nos lleva a su actividad estrella: los combustibles fósiles.

Emiratos Árabes Unidos es el octavo país productor de petróleo a nivel global. De esa producción, un 66% la exporta. En 2019 fue, detrás de Arabia Saudita e Iraq, el tercer país de la OPEC (Organización de Países Exportadores de Petróleo) mayor productor de petróleo. Durante los últimos años, el gas se ha posicionado en el país asiático y en 2021 el 55,18% del consumo energético del país se abasteció con gas, seguido de un 40% por petróleo. Es más, casi el 97% de la energía del país procede de combustibles fósiles.

En esa producción tiene un rol fundamental la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), la empresa nacional de petróleo Abu Dhabi. Creada en 1971 y hoy posicionada en el ranking como la 12° empresa de petróleo más grande del mundo, ADNOC es la compañía nacional bajo propiedad en su totalidad del Estado de los Emiratos.

Ahí aparece en escena Al Jaber. De profesión ingeniero químico, con un doctorado en negocios y ciencias económicas y un currículum que combina permanentemente el sector energético con el mundo corporativo, Al Jaber se sumó como CEO y Director General del Grupo de ADNOC en 2016. Según el perfil descrito en el sitio de la compañía, "Al Jaber inició un programa de mayor eficiencia, fortaleció el desempeño general de la empresa y fomentó una mentalidad más comercial".

La designación de Al Jaber como presidente de la COP28 no ha sido "justificada", "argumentada", "defendida" por lo suyos por ser CEO de ADNOC sino por los muchos -créanme muchos- otros sobreros que viste y que me llevan al siguiente punto de análisis.

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¿Cómo se elige al presidente de cada COP? Cuando se comunicó que Al Jaber sería el presidente de la COP28 compartí en mi cuenta de Instagram que dedicaría una edición de PLANETA al tema e invité a los seguidores a que dejaran sus consultas. El eje común en ellas —con algunos toques de indignación y humor— fue conocer sobre el proceso de designación.

Como vimos en la Guía especial de RED/ACCIÓN sobre la COP, cada edición de una COP es presidida por un país diferente siguiendo un esquema de igualdad de participación de los cinco grupos regionales de Naciones Unidas (Estados africanos, Estados de Asia y el Pacífico, Estados de Europa del Este, Estados de América Latina y el Caribe, Estados de Europa occidental y otros Estados). La región en cuestión discute qué país o países postular a la presidencia, lo que depende casi exclusivamente de quién tiene el dinero y las comodidades para albergar una conferencia internacional de semejante características. En la agenda de trabajo de una conferencia es donde se define qué país presidirá la próxima edición, incluso a veces con antelación de dos años. Ello se hace siempre con el consenso de todas las Partes.

La norma es que el país que preside la COP sea el país donde la COP se realice físicamente, pero ello a veces no coincide, sea por cuestiones políticas (como la COP25 que se realizó en Madrid bajo la presidencia de Chile, tras el estallido social de 2019) o de financiamiento (como la COP23 que se realizó en Bonn bajo la presidencia de Fiji). Más que el lugar per sé de encuentro, lo más relevante es qué país preside la conferencia porque ese país será el encargado de promover y facilitar el avance de las negociaciones.

La COP28 correspondía tenga presidencia de la región de Estados de Asia y el Pacífico. Ya desde Glasgow en 2022 todos sabíamos que Emiratos Árabes Unidos era el candidato. No sólo tiene el dinero para realizarla cómodamente, sino también ya cuenta con todo un predio perfecto para ello (donde se celebró la Expo Dubái).

Con la presidencia y sede resueltas, luego se pasa a elegir a una persona que asumirá el rol de Presidente de la COP y que tendrá la desafiante tarea de establecer la agenda de trabajo para la conferencia, ordenar y liderar las negociaciones formales, y supervisar la visión general y las decisiones finales de la COP. El presidente de una COP determina cómo serán las reglas del juego durante las dos semanas clave del año, con todo lo bueno y malo que ello puede implicar en el acelerar, atrasar u obstaculizar el proceso.

Esa designación del presidente la realiza el país que preside la conferencia. Naciones Unidas no tiene ninguna incidencia en ella. Así lo explicó el vocero del secretario general António Guterres, Stéphane Dujarric, tras la noticia y la pregunta de un colega por el conflicto de intereses:

"En primer lugar, es importante tener en cuenta que la selección de qué país alberga la COP o qué persona preside la COP es un asunto de los Estados miembros, en el que el Secretario General o la Secretaría de la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) no tienen absolutamente ninguna participación. Dicho esto, la ciencia es extremadamente clara. Estamos perdiendo la batalla para prevenir los peores impactos de la crisis climática. Por su parte, el Secretario General reafirma que no hay manera de evitar tal catástrofe climática sin acabar con nuestra adicción a los combustibles fósiles".

Ya quiero ver a Guterres diciendo eso último eufórico en una conferencia de prensa al lado de Al Jaber. Ya.

Siguiendo con el proceso de elección, si bien no hay ningún "manual de estilo" que guíe al país, los 28 años de política climática nos han mostrado que suelen seguir dos características.

Por un lado, tener un cargo político de alto nivel. Todas las personas que presidieron las COP hasta el momento lideraban algún ministerio o secretaría en el gobierno de turno. ¿Cumple Al Jaber con este punto? Sí. Al Jaber es actualmente el ministro de Industria y Tecnología Avanzada de Emiratos Árabes Unidos, cargo que asumió en julio de 2020 luego de haberse desempeñado como ministro de Estado desde 2013.

Por otro lado, lo ideal es que ese cargo político esté vinculado con el área que compete a las negociaciones. En otras palabras, con ambiente, cambio climático y/o relaciones internacionales. Sacando algunos casos puntuales en que tenían cargos más generales como secretarios de Estado, la mayoría de los presidentes de las COPs lideraban carteras gubernamentales de la especialidad. Algunos de ellos, más que otros, tenían además un currículum rico en la temática. ¿Cumple Al Jaber con ese punto? Sí. Porque recuerden que les dije que viste muchos sombreros.

Al Jaber es, por segundo período desde 2020, el enviado especial para el Cambio Climático del país asiático. Se trata del mismo rol que John Kerry cumple para el Gobierno de Estados Unidos. El primer período de Al Jaber en ese rol especial fue de 2010 a 2016. Además, y este es el principal argumento en su defensa que exponen, fue el CEO fundador de Masdar, la que se considera como "la iniciativa pionera de energía renovable de Abu Dhabi". Se trata de una iniciativa que busca impulsar la transición energética hacia fuentes renovables y el desarrollo sostenible. Al Jaber continúa involucrado en ella como presidente.

Los múltiples sombreros de Al Jaber le dan a algunos los argumentos perfectos para que sea el indicado para el rol de presidente de la COP y a otros los argumentos perfectos para que no lo pueda ser. El conflicto de intereses entre bregar por una acción climática que tiene que ser más ambiciosa en la salida de todos los combustibles fósiles —y no sólo del carbón, tal como se reclamó tras el tibio resultado de la COP27— y el sector que busca estratégicamente generar ganancias está a la vista.

Ello es representativo de un Emiratos Árabes Unidos que juega esa doble carta de ser un país que depende de los combustibles fósiles, por un lado, y que trabaja —o dice hacerlo— en impulsar la transición hacia energías renovables, por otro. Y esto lo digo también tras mi experiencia en un viaje que realicé al país en 2017 con foco en energía. El punto gris, el hilo fino está en si se impulsa la transición para efectivamente llegar a ella como resultado o si se lo hace como un cumplimiento del compromiso climático mientras se continúa con la explotación de combustibles fósiles, "ah, pero con captura de carbono".

Si bien ya participa eufórico en eventos y probablemente viaje por el mundo con reuniones durante los próximos meses, Al Jaber iniciará su trabajo formal como presidente de la conferencia climática al comienzo de la COP28 el próximo 30 de noviembre. ¿Habrá alguna oposición de algún país para ello? Las cálidas bienvenidas que le han dado a la designación desde Kerry hasta el propio secretario ejecutivo de la CMNUCC, Simon Stiell, me hacen sospechar que no. La sociedad civil y otros actores desde ya no estarán callados...

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El exvicepresidente de Estados Unidos y activista Al Gore en la más reciente edición del Foro Económico Mundial en Davos

Y ahora, ¿cómo sigue la cosa? Como mencionaba al inicio de esta newsletter, ayer 425 grupos de la sociedad civil y observadores acreditados en las negociaciones presentaron una carta ante Guterres y Stiell oponiéndose a la designación de Al Jaber como presidente de la COP28: "Esto no es motivo de celebración. Esta decisión amenaza la legitimidad y eficacia de la COP28. Si tenemos alguna esperanza de abordar la crisis climática, cada COP debe estar libre de la influencia contaminante de la industria de los combustibles fósiles".

Argumentando con muchos de los elementos que conversamos en esta newsletter, la carta demanda cuatro acciones puntuales: 1) que la Convención establezca un marco de responsabilidad y transparencia para evitar la influencia de los grandes contaminadores en la formulación de las políticas climáticas; 2) que no se permita a grandes contaminadores como patrocinadores de las conferencias; 3) que se saque a los contaminadores de las conversaciones climáticas y se amplíe aún más la participación de las voces de la sociedad civil y de las comunidades en la primera línea de defensa; 4) que se reinicie el sistema de las conferencias para que protejan a las personas y al planeta, y no a los intereses de los grandes contaminadores.

Todo esto reabre el eterno debate de cuál debe ser el rol de la industria de los combustibles fósiles en la acción climática. No olvidemos algo: es la industria de la que más necesitamos que cambie para poder reducir las emisiones. El problema: ello no puede limitarse a cambiar de un fósil a otro "porque genera menos emisiones", pero sigue generando, ni perpetuar la actividad porque "podemos capturar las emisiones con costosos sistemas o compensarlas plantando dudosamente arbolitos en algún lugar del mundo". La experiencia de las negociaciones climáticas nos han mostrado que la participación de la industria de los combustibles fósiles se limita a obstaculizar el proceso en favor de sus propios intereses, no a participar proactivamente en transicionar de forma justa, ambiciosa y real.

En el escenario del Foro Económico Mundial en Davos, el exvicepresidente de Estados Unidos y activista Al Gore se refirió enfurecido y preciso al tema: "Los jóvenes de todo el mundo están mirando lo que estamos haciendo. Miran al Banco Mundial y luego dicen, ´oh, tienes un negacionista del cambio climático a cargo del Banco Mundial´. Entonces, ¿por qué les sorprende que el Banco Mundial esté fallando por completo en hacer su trabajo? El Secretario General (Guterres) dice que todo el mundo sabe que el Banco Mundial está fallando gravemente. Y ahora tenemos el proceso de la COP (hace una pausa suspirando), ok. ¿Qué les digo a estos jóvenes activistas que entreno en todo el mundo cuando vienen a mí y me dicen: '¿Estás de acuerdo con poner al CEO de una de las compañías petroleras más grandes del mundo como presidente de la COP? ¿Está eso realmente bien?´ Bueno, no. Aun cuando sea un buen hombre o sea inteligente, la apariencia de un conflicto de intereses socava la confianza en un momento en que los activistas climáticos de todo el mundo, y en parte hablo por ellos aquí en este escenario, han llegado a la conclusión de que las personas en autoridad no están haciendo su trabajo".

¿Hay que entonces darle vuelta la cara a la COP28, no observarla, no participar, no cubrirla? Eso es lo peor que podríamos hacer. Eso es lo mejor que podemos hacer para quienes no quieren se avance en la acción climática. Más que nunca, hay que involucrarse en el proceso para exigirle a los tomadores de decisión —aun cuando no son los perfiles ideales— que hagan su trabajo.


Iberá, Corrientes | Foto: Tais Gadea Lara.

Ante el descanso de un viernes sin PLANETA, hoy me despido con un plus con tres recomendaciones. Les dije en otra oportunidad que soy una persona que vive con muchas notas —estilo post-it— alrededor, anotando cosas que veo, escucho, leo, pienso para volver luego sobre ellas. Bueno, he aquí tres de esos post-it que en esta semana registré para ustedes.

🙂 Una buena noticia. Portugal aceptó cambiar parte de la deuda económica que el país insular africano Cabo Verde tiene con su excolonizador para que invierta ese dinero en un fondo de promoción de acciones ambientales y climáticas. Se trataría de unos primeros 12 millones de euros de los 140 millones de euros de deuda contraída con el Gobierno portugués. Marca un precedente para el canje de deuda por acción climática. Hay que seguir de cerca su implementación.

🔎 Un consenso para observar con expectativa. Los 111 puntos de la Declaración de Buenos Aires que consensuaron los países miembros de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) incluye un apartado sobre "cooperación en materia ambiental" centrado en el reclamo por financiamiento climático. Bajo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, los países recuerdan a los países desarrollados la urgencia de cumplir con los 100.000 millones de dólares anuales y duplicar la ayuda económica para la adaptación. Además, dieron su apoyo a la candidatura de Brasil para que presida la COP30 en 2025. ¿Podrá la región dejar a un lado las diferencias para trabajar en conjunto por la acción climática como objetivo común?

🎙️ Un podcast para escuchar. El próximo jueves 2 de febrero se estrena una nueva propuesta sonora: Atípico, el podcast de Patagonia. Conducido por el querido y comprometido colega Clemente Cancela, el ciclo abordará charlas con activistas y deportistas sobre todo eso que moviliza al necesario cambio por el planeta. Lo podrán escuchar en Spotify. Pude chusmear el primer episodio y sólo voy a decir: ¡escúchenlo porque arde de reflexión!

📸 La foto es apenas algo de lo mucho que me dejó la cobertura por Iberá y que en próximas ediciones compartiré con ustedes.

Seguimos con la conversación la próxima semana.

¡Un saludo!

Tais

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