La historia de Mia Fedra, la primera tenista trans de la Argentina- RED/ACCIÓN

La historia de Mia Fedra, la primera tenista trans de la Argentina

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Es la primera tenista trans de la Argentina. Cree que lo mejor que puede hacer por las chicas trans es marcar el ejemplo viviendo como lo hace. En 2017 se consagró como la número cuatro del ranking del circuito femenino senior.

La historia de Mia Fedra, la primera tenista trans de la Argentina

Intervención: Pablo Domrose

Hasta 2012 Mía Fedra fue él. Aunque hacía ya muchos años que para todo su entorno él era ella. Paradójicamente sólo su Documento Nacional de Identidad la seguía llamando por su nombre masculino, pero eso se acabó con la Ley de Identidad de género; Mía pudo ser ella sin que ningún papel diga lo contrario.

También pudo volver al tenis, el deporte la hace feliz, que la cobijó y salvó; pero que tuvo que dejar cuando, como andrógina, competir contra varones se volvió una desventaja. Hoy Fedra es la primera tenista profesional trans del país.

Fedra descubrió al tenis a los 7 años en el club Village de Adrogué como una travesura. Detrás del alambrado se robaba las pelotas perdidas, pero de paso pispiaba. “El ruido del golpe de las pelotas en la raqueta y el aroma a polvo del ladrillo me ponía como loca. En realidad, todo empezó con una paleta en la que mi papá me había pintado una sirenita, yo la adoraba”, confiesa entre risas.

Al tiempo la paleta de la sirenita se convirtió en una raqueta y la vereda de su cuadra en una cancha. Los torneos juveniles fueron su mejor plan y todos los días, al salir de colegio, Fedra iba a entrenar.

Pero, a medida que crecía, competir contra varones empezó a ser frustrante ya que por sus movimientos cada vez más delicados iba quedando en desventaja; tenía que competir  contra mujeres, pero era impensable en ese entonces. Dejó el tenis y en 2002, cuando terminó el colegio secundario, adoptó el nombre de Mía (por Mía Farrow en el Bebé de Rosemary) y empezó a trabajar en su cambio de género.

Si bien su familia siempre la acompaño en sus decisiones,  reconoce que la de la transición no fue tan fácil. Su padre, recuerda, se puso un poco triste y su madre temió que agarre el camino de la prostitución, un camino que muchas chicas trans se ven obligadas a tomar cuando, por su condición, la sociedad les cierra las puertas al mundo laboral. “Creo que lo que me salvó a mí fue bancarme no tener un mango.”, reflexiona.

Durante su adolescencia, en el secundario, Fedra reconoce que fue bastante discriminada por lo que para protegerse tuvo que cambiar varias veces de colegios.

“Hasta los 16 sufrí bastante, después no tanto porque fue el momento que te pones un piercing, tenés el pelo azul, nada te importa y haces tú vida. La cancha de tenis fue siempre mi principal refugio, mi cable a tierra”, recuerda.

Sin embargo, así como en el colegio fue objeto de risas, en el tenis fue diferente, allí tanto profesores como pares la respetaron y asegura que a nadie nunca le importó si era ella, él o si le gustaban las chicas o los chicos. Mía en la cancha siempre fue un contrincante.

Por eso, con su nuevo DNI, se acercó a la Asociación Argentina de Tenis (ATT) y a la Federación Internacional de Tenis (ITF), pidió ser incorporada y la revalidación de su título de profesora que obtuvo con su nombre de varón en 2009; la respuesta inmediata fue un sí y pudo volver a los saques y voleas; en 2017 alcanzó el cuarto lugar en la categoría de mujeres mayores de 30.

La primera vez que Mía se vistió con ropa de mujer fue con otra travesti en un auto para ir a bailar. Salió de su casa como varón y en el trayecto, como pudo, se cambió y se maquilló: “Entre la poca luz y el traqueteo del auto era un mamarracho, pero me sentía fantástica”, recuerda entre risas. Sin embargo, sus piernas largas, su cabellera negra y sus ojos claros conquistaron pasarelas que la consagraron como modelo, anfitriona de fiestas y drag queen.

Mía es extremadamente simpática, cada una de sus frases terminan con una broma. Por ejemplo, dice que no quiere hablar de su pareja actual para que sus amantes no se ofendan. Sin embargo, un poco más seria, confiesa que si de amor hablamos, casarse es algo que ya a su edad (que no quiso develar) empieza a considerar.

Aunque Fedra es consciente de lo difícil que es la vida para las chicas trans, cree que lo mejor que ella puede hacer es marcar el ejemplo viviendo. “Tengo puesta la camiseta por todas, pero nunca podría ser activista porque ignoro sobre leyes y derechos. Es una responsabilidad muy grande y siendo un personaje público tengo que ser responsable, no quiero hablar por hablar. Hay gente muy preparada que hace 20 años trabaja por la causa. Mi granito de arena pasa por otro lado”, explica.

MiaFedraS

Nombre: Mia Fedra
Edad: No contesta, solo dice que nació bajo el signo de Tauro
Profesión: Tenista y modelo
Sector en el que trabaja: Deporte y moda
Lugar de Nacimiento:  Adrogué, Buenos Aires
Lugar en el que desarrolla su actividad: Buenos Aires

1. ¿Cuál es tu motor interior, qué te inspira a hacer lo que hacés?
Mis sobrinos. Ellos me devuelven a mi infancia. Soy muy aniñada y me gusta mucho jugar con ellos y pelearlos; nos divertimos mucho.

2. ¿Qué te hace feliz?
Mi gente, mis amigos y la noche. Soy muy de abrazar y cariñosa; me encanta que me digan que soy divina. Me hace muy feliz bailar y jugar al tenis, pero también esos momentos de mates y charlas con mis papás. Además, me hace muy feliz dormir y andar relajada de entre casa y sin maquillaje.

3. ¿Qué cosa no te deja dormir?
 Los ex novios no me dejan dormir, me acosan. Son tremendamente obsesivos y me ponen muy nerviosa. También me ponen muy nerviosa las previas de los partidos; soy muy de pensar antes de dormirme y entonces maquino mucho con el cómo me irá y cómo voy a hacer para ganar.

4. ¿Qué te gustaría cambiar del mundo?
La cabeza de la gente, que sigue tan cerrada como siempre.

5. Cuándo eras chica, ¿qué querías ser de grande?
Me gustaba mucho todo lo que tenía que ver con la moda. También soy medio nerd y me gustaba mucho todo lo que tenía que ver con el pensar y retar al ingenio.