Migrantes en Argentina: qué problemas y desafíos enfrentan, y quiénes los ayudan a resolverlos- RED/ACCIÓN

Migrantes en Argentina: qué problemas y desafíos enfrentan, y quiénes los ayudan a resolverlos

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

En nuestro país hay más de 2 millones. La burocracia para regularizar su situación migratoria, dificultades para obtener un trabajo, acceder al sistema financiero y conseguir vivienda son solo algunos de los inconvenientes que deben sortear. Ante tantos obstáculos hay organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil que trabajan para darles una mano.

Migrantes en Argentina: qué problemas y desafíos enfrentan, y quiénes los ayudan a resolverlos

César Poleo Marcano tiene 33 años y una risa fácil que atraviesa su relato. Él, su esposa y sus dos niños llegaron a Buenos Aires a mediados de 2018. Atrás habían dejado Isla Margarita, Venezuela, donde vivían y trabajaban. Allí, César llevaba la contabilidad de una empresa de transporte.

Ya en Argentina, el principal problema que debieron afrontar, reconoce César, fue: “Reglamentar nuestra situación en el país y convalidar títulos que tenía de formación en el sector del transporte. Y luego, claro, el de un trabajo que me permitiera vivir”.

“Cuando llegás —sigue César— todo es nuevo, tenés que hacer trámites en lugares que no conoces y te piden documentos que no sabés dónde conseguir. No hay nadie que te explique qué es la AFIP ni dónde encontrarla, ni qué era la SUBE, cómo funciona y cómo conseguirla”.

Los desafíos que marca César se repiten en mayor o menor medida en casi todos los migrantes que llegan a nuestro país, según un informe de Hola Argentina, una iniciativa de Ashoka y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que nace con el objetivo de mapear y apoyar iniciativas innovadoras que busquen dar solución a los desafíos y situaciones complejas que enfrentan las personas migrantes en Argentina.

Vale aclarar que en Argentina, según dicho informe, hay más de 2 millones de personas migrantes. Es decir, representan el 5,1% de la población total. Mientras que las nacionalidades con mayor cantidad de radicaciones otorgadas entre 2018-2020 fueron (en el siguiente orden): venezolana, paraguaya, boliviana, colombiana, peruana, brasileña, ecuatoriana, chilena, uruguaya, china y estadounidense. Y que 95% de esas personas se radican en áreas urbanas, siendo el AMBA la mayor zona de concentración.

Si bien Argentina ha sido destacada por estudios internacionales como uno de los países más amigables del mundo con los refugiados, son varios los desafíos que deben enfrentar los migrantes al querer instalarse en el territorio nacional. En el informe Innovación Social para las Migraciones producido por Hola Argentina se identificaron siete problemáticas, que en su mayoría se vieron intensificadas con la pandemia:

  1. La regularización migratoria, que se destaca como un proceso burocrático que se ha ido complejizando en los últimos años por temas de tecnología y accesibilidad, así como costos elevados y demoras de respuesta, entre otros.
  2. La inserción laboral, que muestra una proporción alta de personas con trabajos informales o en situación de irregularidad.
  3. Las dificultades para ingresar al sistema financiero es otro de los temas que destacan las personas migrantes, focalizándose en la poca oferta de oportunidades de ahorro y crédito, así como la falta de capacitación financiera de la que se disponen.
  4. El acceso a la educación, que varía dependiendo el nivel del sistema educativo en el que deba incluirse la persona migrante y su capacidad económica. También se resaltan las dificultades en los procesos de convalidación de estudios universitarios.
  5. El acceso a la salud; en su mayoría los migrantes usan el sistema público, ya que el privado suele estar asociado a un trabajo formal del que muchos no disponen.
  6. Conseguir vivienda les resulta complejo debido a los requisitos propios de los procesos de alquileres, que implican recaudos que muchos migrantes no pueden cubrir.
  7. El racismo, la discriminación, la xenofobia y los prejuicios aún persisten y son frecuentes sobre todo hacia las comunidades afrodescendientes.

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Teniendo en cuenta estas dificultades es que Hola Argentina relevó más de 40 iniciativas de organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil que buscan dar una solución a estos problemas. A continuación algunos ejemplos.

Acompañar a los migrantes a regularizar su situación

Dylan Yánez es venezolano, tiene 34 años y llegó al país en mayo de 2018. “En junio tuve la precaria, porque mi hermana —que había llegado antes— me asesoró y saqué el turno para tramitarla antes de salir de Venezuela”, cuenta Dylan en relación a un tipo especial de residencia que otorga el Estado argentino para vivir temporalmente en el país, y que habilita para residir, estudiar y trabajar legalmente hasta obtener la residencia definitiva.

Dylan Yanez / Foto: Nippy

Pero no todos los migrantes tienen a alguien que los asesore antes de llegar. Y “si bien la normativa argentina es explícita en cuanto a los términos para ingresar y permanecer en Argentina, en la realidad los migrantes se chocan con varios limitantes del tipo burocrático al momento de acudir a la Dirección Nacional de Migraciones para iniciar los trámites”, destaca el informe de Ashoka y OIM.

De hecho, Giuliana Guzzo, que forma parte del equipo del programa Acompañamiento Migrante , explica que la mayor cantidad de pedidos que reciben “son por regularización migratoria, que es un derecho fundamental porque sin eso no pueden hacer nada”.

Buscando subsanar esa dificultad, entre otras, es que en marzo de 2019 nació Acompañamiento Migrante, un programa del Centro de Estudios y Desarrollo de Políticas Públicas INTEGRAR, que tiene como propósito acompañar y asesorar de forma integral y gratuita a personas migrantes y solicitantes de refugio que estén en tránsito o residan en Mendoza.

Giuliana Guzzo, del programa de Acompañamiento Migrante.

En Argentina, desde 2018, sigue Giuliana: “Los trámites de migración se hacen a través del sistema informático RADEX, que requiere tener un usuario, un mail y acceso a Internet. Además, está solo en español y no cuenta con asistencia presencial. Esto conduce a errores en la carga de documentación y para poblaciones como la haitiana o senegalesa es muy complejo porque suelen no manejar bien el español. En cambio, una política pública debería ser accesible a cualquier ciudadano”.

El programa Acompañamiento Migrante asesoró a más de 70 personas o familias de distintas nacionalidades con problemas de regularización migratoria; rechazos o detenciones en frontera; reunificación familiar en Argentina y en Chile; y trata laboral.

Leonardo Bravo tiene 36 años y es venezolano. Viajó por tierra hasta Argentina y entró por Jujuy el 13 marzo de 2020, con su esposa y su hijo de 12 años. Y el 14 llegó a Mendoza, su destino final, donde los recibieron unos amigos.

Leonardo Bravo.

En esos primeros días en Argentina, ya transitando la cuarentena, Leonardo perdió su pasaporte y sus amigos lo contactaron con Giuliana. “Ella fue fundamental para poder hacer los trámites sin mi pasaporte y para subir toda la documentación a la plataforma Radex. Si bien las preguntas no eran complejas de contestar, el trámite nos demandaba tener una computadora y saber cómo subir bien la documentación, porque nunca tuve contacto con una persona de Migraciones”.

Ayudar a que se inserten laboralmente

Leonardo, que trabajó como enfermero en Venezuela, hace apenas semanas consiguió trabajo en un consultorio de cuidados capilares. Mientras que su esposa, que es pastelera, cocina por encargo.

En tanto, el primer trabajo que tuvo César —de quien hablamos al principio de la nota— en Argentina fue el de ayudante de cocina en un restaurante, mientras tramitaba los papeles migratorios. Apenas tuvo en orden su situación legal, consiguió que Nippy le alquilara un auto y así comenzó a trabajar para Uber.

Nippy Latam es una empresa basada en Córdoba, que creó el matrimonio de Diego Amondaray y Florencia Moroni, en 2018, cuando vieron que las y los venezolanos que llegaban a nuestro país “venían muy calificados y con un compromiso de trabajo alto, pero tenían problemas para insertarse laboralmente”. Ellos explican: “Sentimos que podíamos ayudarlos a conseguir trabajo”.

Empezaron viendo qué empresas requerían trabajadores y luego se acercaban a las asociaciones de migrantes venezolanos de cada ciudad, para conectarlos. “Hasta ahora, nosotros digitalizamos los currículums que ellos nos alcanzan en papel y les ofrecemos que con TuvideoCV filmen 120 segundos contando por qué migraron y por qué quieren aplicar a esa oferta en específico. El video con este foco mejora mucho las posibilidades de conseguir trabajo”.

En muchos casos —el de César es un ejemplo—, tras hacer tareas en restaurantes, los migrantes comienzan a trabajar para las aplicaciones de delivery —como Rappi o Pedido Ya— y las de servicio de transporte como Uber o Cabify. Y ahí es donde Nippy busca brindar soluciones, más allá de conectar a los migrantes con empresas en las que pueden trabajar.

Así ofrece sus servicios Nippy en su sitio web

Hoy, la empresa está conformada por Nippy Tienda de Empleos, que “está más orientado a procesos de búsqueda de personas que hagan delivery, que busquen trabajar en plataformas de economía bajo demanda —como Rappi, Uber o Cabify—, las cuales crecieron durante la cuarentena”, detalla Amondaray.

Sin embargo, aclara: “Las plataformas dan una solución, pero sabemos también que esta es una salida laboral temporaria para los migrantes y queremos ayudarlos en el siguiente paso”. Por eso, decidieron crear Nippy For Delivery, que trata de apoyarlos para que tengan los elementos que requieren las plataformas para empezar a trabajar en ellas y luego generen sus propios emprendimientos.

Una persona para sumarse como chofer o repartidor de estas empresas “necesita contar con un auto, una bicicleta o una motocicleta. Más acceso a cuenta bancaria y estar dado de alta en el sistema impositivo —monotributo en Argentina—, y un plan de datos de celulares”, enumera Amondaray.

En ese sentido, Nippy les facilita el acceso a movilidad —para eso, hicieron convenios con las empresas de alquiler de autos que este año no tuvieron trabajo—, seguros de salud, asesoramiento contable y legal, cuenta bancaria, telefonía móvil, descuento en indumentaria de trabajo, cursos y capacitaciones para nuevos emprendimientos.

Por último, para acompañarlos en este recorrido crearon Nippy Soluciones legales, que ofrece asesoramiento en temas migratorios, de siniestros de tránsito que tienen los repartidores mientras trabajan y por contratos de trabajo.

César usó las tres áreas de Nippy: “Me dijeron cómo inscribirme como monotributista, cómo conseguir el DNI (porque tenía solo la precaria), me alquilaron el auto primero y luego me financiaron su compra. Esto me permitió empezar con mi emprendimiento: Todo Viajes”.

Mientras trabajaba para Uber, con el auto alquilado, César se hizo tarjetas personales que empezó a repartir entre los clientes ofreciéndoles sus servicios por fuera de la plataforma. Al poco tiempo, ya tenía todo el día programado con clientes propios y empezó a prescindir de Uber. Entonces, consiguió que Nippy le financiara la compra del auto a cuatro años a pagar en cuotas fijas en pesos. Pocos meses después ya deribaba tantos viajes que decidió pedir financiado otro auto y sumar a un primo a Todo Viajes.

Hoy en el emprendimiento trabajan César, su esposa y su primo de manera directa. Pero “indirectamente son unas 20 personas más, a las que les paso viaje permanentemente”, dice.

César también es el encargado de entregar las bicicletas y motos de Nippy en Buenos Aires.

Dylan Yanez, al igual que César, trabajó en cocinas de restaurantes porteños entre junio y octubre de 2018, cuando empezó a repartir pedidos de Glovo en bicicleta. “Me cambió la vida. En poco menos de tres meses compré los pasajes para mi esposa y mi bebé y pagué la seña del alquiler de un departamento en el barrio de Belgrano. Trabajaba 13 horas corridas todos los días”, recuerda Dylan.

Hace ocho meses, Nippy le ofreció probar una bicicleta eléctrica pensada para el trabajo que hacen los repartidores. “La terminé comprando porque vi que el aporte de la movilidad eléctrica me reducía el agotamiento físico en un 50% y me permitía incrementar mis ganancias, porque iba más rápido. Cuando la compré justo comenzó la pandemia y el trabajo aumentó mucho. Esa bici fue un golazo”, dice Dylan.

Dylan Yanez.

A la bicicleta, que sale unos 800 dólares, Nippy se la financió en 15 cuotas mensuales fijas en pesos.“Nippy no te soluciona la vida pero es un espaldarazo muy importante en situaciones como la nuestra. El trabajo es duro, pero es circunstancial. Si trabajo 9 horas por día, gano unos 45 mil pesos. Pero muchas veces trabajo más horas. Mi idea es poder empezar a trabajar con un auto como remis, en poco tiempo”.

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Posibilitar la inclusión en el sistema financiero

“Aunque un migrante que trabaja para Cabify puede generar 160 mil pesos por mes, muchas veces no accede al sistema financiero”, explica Diego Amondaray.

César Poleo Marcano durante una entrega de bicicletas de Nippy.

Conocedores de esta situación que viven los migrantes y refugiados, en el Banco Ciudad —que tiene su sede central en la ciudad de Buenos Aires y sucursales en el Área Metropolitana Buenos Aires, La Plata, Mendoza, Córdoba, Río Cuarto, Salta y San Miguel de Tucumán— ofrecen a los migrantes: préstamos sociales, microcréditos, servicios bancarios, programas de educación financiera y operativos de bancarización, especialmente diseñados para ellos.

Miguel Centorbi, gerente de sucursales, tiene a su cargo el área de Inclusión Financiera: "Entre otras iniciativas buscamos acercar al banco a colectivos o grupos que están alejados y requieren un acompañamiento personal”. Y explica: “Comenzamos a trabajar más focalizados en los migrantes y refugiados en 2018, cuando la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) nos propuso hacer talleres introductorios, en distintos idiomas, sobre cómo abrir cuentas, uso de caja de ahorro y tarjeta de débito”.

Sigue Centorbi: “Los migrantes y refugiados requieren de los bancos una mirada específica, que tiene que ver con las problemáticas comunes que los aquejan cuando llegan a un nuevo país, y la realidad es que prestar servicios a estos segmentos requiere de una preparación extra por parte de los equipos del banco, que está relacionada con una serie de aspectos, desde las barreras idiomáticas hasta el análisis de la documentación”.

Por eso, cierra Centorbi: “Cuando capacitamos siempre está un representante de la sucursal de la zona, para que allí comience el vínculo entre los migrantes y refugiados y nuestros equipos, para que conozcan a quienes los van a guiar durante toda la operatoria”.

Facilitar la capacitación en oficios

Mediapila es una fundación sin fines de lucro que trabaja desde hace 15 años en capacitación de oficios para mujeres en situación de vulnerabilidad socioeconómica. Allí, el 84% de las estudiantes son migrantes, en su mayoría de Bolivia y Paraguay.

Clases de Costura en Mediapila / Foto: Gentileza Mediapila.

“La principal dificultad con la que llegan es la falta de estima, de confianza, con mucha vergüenza por cómo hablan o por el color de piel. La mayoría ha sufrido discriminación y/o racismo desde que está acá. A eso se les suma el escaso tejido social que tienen. No cuentan con alguien que las ayude con el cuidado de los hijos, por ejemplo”, explica Mariana Mémoli, directora social de Mediapila.

Por eso, el objetivo de la fundación es capacitarlas en costura, tanto con máquinas industriales como familiares, acompañarlas en el desarrollo de sus emprendimientos buscándoles financiación para la compra de máquinas y conexiones con posibles compradores de sus prendas o contratadores de sus servicios. Hasta el momento han acompañado a unas 10.000 mujeres de Bolivia, Paraguay, Haití, Venezuela, Perú, Colombia y Argentina.

Aprendiendo a coser en Mediapila / Foto: Gentileza Mediapila

Alicia Gervasio tenía 23 años cuando llegó a Argentina, proveniente de Perú. Había estudiado para maestra de nivel inicial, pero acá se dedicó al servicio doméstico “porque se ganaba bien”, recuerda. Muchos años después se conectó con Mediapila, se capacitó y comenzó a coser. Ya egresada, en 2016, creó su propio emprendimiento: @alicreaciones.ok y cumplió su sueño de enseñar: comenzó a dar clases de costura en Mediapila.

Queda mucho por hacer aún. Es cierto. Pero también es cierto que a veces con la asistencia del Estado, otras con la buena predisposición de empresas y personas que trabajan en organizaciones civiles, parece que para muchos migrantes Argentina sigue siendo un país de oportunidades.

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